domingo, mayo 06, 2007

Un secretoso secreto que hoy será aquí secretado

Amadeo Ruipérez era una persona normal, con sus alegrías y penas de persona normal, sus orejas de persona normal, su trabajo de persona normal, su esposa de persona normal… Pero había algo en Amadeo que no era tan normal: un secreto oscurísimo – más oscuro que las oscuras oscuridades de Terraoscura (provincia de Orense)- que no llegó a saber nunca nadie, salvo su mujer (bueno, y un narrador omnisciente… ¡evidentemente!).

Era, como digo, un secreto oscuro. Un secreto sórdido. Arcano secreto, recóndito.

…Un secreto sexual.

Amadeo Ruipérez se sentía atraído por los Secretarios de Estado con barba.

Su mujer comenzó a sospechar algo cuando él empezó a pedirle que se pusiera aquellas barbas postizas, aquel costoso traje de Armani, y le pedía que simulase hablar por el móvil diciendo cosas como: “Estamos en ello, he hablado hoy con el ministro y ya vamos al asunto”, “no, mañana no puedo: tengo comida oficial”, y otras naderías por el estilo. Ella al principio, aunque con alguna reserva, accedió a ello, no veía nada malo en aquellos inocentes juegos porque tras la tontería del disfraz venían los arrebatos de pasión de su Amadeo, que la contentaban no poco.

¡Ay, pero…!¡no puedo seguir…! ¡No me obliguéis a escribir algo tan horrible!

-Si continúas, este bombón helado con doble cobertura de chocolate no sufrirá ningún daño…
-¡Es demasiado cruel!
-Cuanto más tardes, antes se derrite. Tú mismo.
-¡Señor, ten piedad de nosotros!
-Y con tu espíritu. Sigue o le pego un bocao al helado.
-¡No lo haga o le dolerán los dientes!
-No soy de encías sensibles, ¡sigue!

Está bien, está bien…: Amadeo fue volviéndose más “rarito”… Su mujer fue notando cambios de esos difíciles de explicar, pero que una mujer de Amadeo Ruipérez advierte cuando su marido va más allá en su SecretariodeEstadofilia. Un día le descubrió unas revistas en las que los ministros de interior de casi toda Sudamérica aparecían, provocativos y juguetones, posando en sus despachos.

Él lo negó todo. Negó incluso que aquello fuesen revistas. Negó tanto que llegó a decir que el Teorema de Pitágoras no se cumplía más que en contadas ocasiones.

-¡Cínico, que eres un cínico! ¡oscurantista! ¡enemigo de la ciencia! – gritó ella con voz rota y secretando lágrimas- ¡y yo comprándome trajes, corbatas, gemelos y relojes caros sólo para vestirlos ante ti!

Como el helado se está derritiendo, diré rápido que ella le echó de casa, él se hizo vagabundo profesional; se trasladó a la capital, a la zona de los ministerios, y allí, desde el banco de un parque, todas las mañanas observa desde lejos con lascivo gesto a los barbudos Secretarios de Estado (incluso a los lozanos, más jóvenes y apenas barbados Subsecretarios) cuando salen a tomar el pincho.

6 comentarios:

Yayo dijo...

Hombre... En cosa de secretarios de estado, se cansaría pronto el señor este y tendría que buscar otra exótica elección. Lo que pasa es que hay países del mundo donde escoger y él tiró donde más corruptelas hay. Bien hizo la mujer en echarle de casa.

Manuel Machuca dijo...

Esa clase de gente no tendría cabida en nuestro Partido Onanista. Tenemos un código de conducta muy severo en punto a desviaciones sexuales: un sacerdote, por ejemplo, tampoco podría entrar, ni tampoco alguien con una vida sexual sana, claro.

un saludo.

Antígona dijo...

Pero si es que nunca hay secretos para los narradores omniscientes... ¡por oscuros y secretos que sean!

Me he reído un rato largo, sobre todo con la relativización del teorema de Pitágoras y las acusaciones al respecto de su mujer.

Si es que hay mucha perversión muy rara por este mundo. Si Freud levantara la cabeza...

Gracias por las risas, un beso, imbelecio!

M. Imbelecio Delatorre dijo...

Yayo: los girondinos fueron traicionados y guillotinados por los jacobinos. ¡si todo era guillotinar! :/
Un saludo.

Manuel: conozco perfectamente nuestro código de conducta sexual ;) . Una brazo.

Antigonuca: gracias a ti por reírte conmigo. un besazo, majísima :)

Sintagma in Blue dijo...

La de pervertidos que hay por el mundo...

(genio, un beso)

M. Imbelecio Delatorre dijo...

sintagma: genio lo tiene mi padre... yo soy más bien tristón y pusilánime.