miércoles, febrero 01, 2017

NO ES ASUNTO BERBIQUÍ .

Por Orfelia Juárez.

(artículo sonsacado del Dominical del 30/01/2017, revista semanal publicada con El Ojo de Guanajuato)

Las vidas conyugales de millares de mexicanos pueden estar en entredicho. Un problema silencioso y subjuntivo pone a los matrimonios de nuestra nación ante un amargo problema que nomás hoy comienza a ser comprendido en su completitud.

No podemos amarnos físicamente”

Mariana C. (nombre supuesto) vive con su marido y sus tres hijos chicos en el Barrioalegre de la capital del Estado. Es auxiliar de vuelo de 37 años de una importante aerolínea. Su esposo Álvaro Medina (nombre igualmente falsificado) , de 42, es jefe de ventas de una famosa marca de televisores. Puede decirse que son de clase alta. Y sin embargo su vida conyugal se ve amenazada por un problema chabacano y terrible que afecta al 15% de las parejas mexicanas.

Empezamos a darnos cuenta del problema, al poco de enamorarnos. Pero ha sido con la llegada de los niños con lo que hemos dejado de mantener relaciones amorosas, por reparo. No podemos amarnos físicamente.”, explica Mariana.

El problema del que nos habla el matrimonio Medina, es el desdichado VOI ( de las siglas Ventoseo Orgásmico Involuntario), y que afecta según estimaciones, a un 15% de los varones adultos mexicanos. “Consiste -nos explica Julio Fuensales, especialista en proctología y sexología de la UNAM- en violentos movimientos espasmódicos en la zona perianal al producirse la eyaculación que implican la deliberación parcial del esfínter y la salida del gas en un proceso arrebatado y ruidoso, desagradable”. “es un problema venial – nos sigue explicando el doctor – desde el punto de vista somático, pero que implica alteraciones en la psique de la pareja, al alejar el romanticismo y convertir la relación amorosa en algo vergonzoso y proscrito”

La violencia sonora no es connatural al amor”.

Conocemos testimonios de mujeres que han renunciado a las relaciones amorosas al encontrarse la primera vez con una estampida orgásmica (como llamó al VOI Segismundo Froid), y no han conseguido superar al miedo al varón”, nos explica el doctor Fuensales; aunque en el caso de Mariana y Álvaro es por los niños: “el mayor de nuestros chamacos tiene ya 8 años, y no podemos mantener relaciones sexuales estruendosas , pues nos oirían y podríamos causarles un trauma”

La respuesta hay que buscarla en el DNA que fue legado por los españoles. Se sabe que nuestros vecinos del Norte no padecen este problema; y sí en otros países de habla hispana, aunque las autoridades minoricen e incluso silencien el problema. Dos genes, el ped-0 y el ped-1 parecen implicados en la descarga de neurotransmisores que provoca el espasmo. Se da la casualidad que quienes expresan el ped-0 suelen ser personas además que tiene procesos digestivos más complicados y que les llevan a acumular gases, lo que es un coadyuvante en el problema.

Acompañamos a Álvaro mientras es monitorizado con un farragoso aparataje que mide su actividad sexual, y que le ha sido impuesto por el doctor Fuensales , para datar la magnitud del problema. En el Hospital General de México pide que se introduzca en una pequeña sala y realice una masturbación. Desde la sala de espera somos testigos de la magnitud del problema. A los quince minutos de dejar a Álvaro en sus labores autogesticulantes, escuchamos la tremenda estampida que nos hace sorprendernos e involuntariamente hacernos unas persignaciones. Varias personas que hay a nuestro lado, y que no saben de qué viene el ruido, exclaman con júbilo: “¡Viva el Cinco de Mayo!” o “¡Puebla no se rinde!”

Difícil Solución.

Las más modernas técnicas médicas no logran dar con el tratamiento adecuado a tan proceloso problema. La efectividad de las mismas también está puesta en entredicho:

la cirugía no es aconsejable – nos explica el doctor Fuensales-; en los años setenta se intentaron operaciones que instalaban un puerto de escape artificial, similar a la salida de gases de un cohete convencional. Pero resultó el remedio peor que el propio mal.”

Otra opción – prosigue el doctor- pasa simplemente por taponar el ánodo del varón antes de mantener el coito. Pero esta opción ni siquiera la consideramos los médicos, pues los mexicanos tenemos pundonor y hombría. Es nuestra forma de ser.”

Una tercera opción es reducir drásticamente la ingesta de verduras, frejoles y sodas durante horas antes al acto amoroso. La cantidad acumulada de gas sería menor y mayor por tanto la probabilidad de que la estampida se vea reducida a una mera anécdota”.

Sea como fuere, es un problema serio, no es un problema berbiquí” sentencia finalmente el doctor.

Alvarito (nombre presupuesto) , de 8 años, es el mayor de los niños del matrimonio Medina. En su habitación hay colgados dibujos infantiles. Varios de ellos representan explosiones y monstruos. Alvarito micciona su cama casi cada noche, según nos ha contado él mismo, con cara contrita.