viernes, julio 06, 2018

OJO AVIZOR.


Reñí muchas veces con mi marido a lo largo de la vida. Pero la vez que más me enfadé con él fue cuando se me murió hace unos meses. Un cabreo que tengo desde entonces que me reconcome por dentro y no se me quita. Ni dormir me deja.
-¡Ay, Genara, que ya está descansando el Eladio y esperándote "allí" !. -decía mi vecina aquel día, en el tanatorio.
-¡descansando! Este es un pillo y se ha ido detrás de alguna. Toa la vida engañándome... Y ahora me deja... ¿tú sabes de esa película que le gustaba a él que 'Yein Bonn' o no sé quién se muere pero luego estaba vivo preparando sus cosas? Por eso estaba tan cariñoso los últimos días, claro:estaba preparando sus traiciones...
-pero, mujer, cómo dices esas cosas? Claro, del dolor de la pérdida y de las drogas que te dan para que estés 'tranquila'... Pues no las tomes, que una de mi pueblo las tomó cuando se mató su hijo con el amoto, y como las pastillas no dejan salir las lágrimas se le quedó el dolor dentro y antes de un año de lo que no lloró se le formó un embolao pulmonar, cosa mala mala, como una pelota de lágrimas dentro del pecho...
Y como soy una persona muy sincera, que los sentimientos se me salen a flor de pies, cada persona que me venía a dar el 'pésame mucho, como si fuera esta noche la última vez' y decían eso de:
-te acompaño en el sentimiento, Genara.
Yo decía:
-no, en el sentimiento no podéis acompañarme, que el mío es un dolor y una rabia muy padentro, que a vosotros el muy pillo os engaña, pero a mí no.
A las dos semanas vino mi hijo, que estaba muy lejos muy lejos de vacaciones con su familia, en Palencia, y no pudo venir al entierro y a las cosas. Traía un panfleto en la mano:
-ea, mama, mira qué risidencia pa la tercera edá, con útiles de gimnasio y televisión central, agua caliente y de todo. Y el piso este lo vendemos pa pagar el ingreso, y con lo que sobre verás qué pañuelo seda te compro más bonito. Como una reina vas a estar...
-Hijo, tú siempre mirando por mí. Gracias por pensar en mi porvenir, pero yo me tengo que quedar en este piso, pues tengo una cosa pendiente con tu padre, y si vuelve le voy a estar esperando detrás de la puerta con el rodillo de amasar en una mano, y con el palo del mortero en la otra, como un faralón egipcio le vi a estar esperando.
Y así pasaron días, y yo con tanta preocupación y rabia duermo poquito y me despierto muchas veces, que hace mi sueño ahora desde que estoy sola como los Ojos del Guadiana, asoma cada noche un poquito nada más aquí y otro poco más lejos.
Y una noche viendo la televisión, uno de esos programas de cantantes, que la juventud de hoy toda está preparadísima, cantan y cocinan que da gusto. Porque esos otros programas que van golfos y periodistas a reñir y están tres horas dando voces y acordándose unos de la familia de los otros a mí no me gustan.
El caso es que me vino el sueño ese que me dura poquito y cuando me desperté ya no estaban los cantantes. Había una película de las de antes, en blanco y negro. Y el 'Cary Gran' , más guapo que las pesetas, en un restorán elegante, con orquesta y todo. Y ella era esa actriz tan guapa que es muy lista y a veces tiene mal genio. Y la película también la había visto hace mucho, que me acordaba que a ella se le rompe la falda y para que no se le vea lo que no tiene que verse hacen una cosa muy graciosa...
Y empezaba yo a reírme, que llevaba semanas sin acordarme de la risa para nada, y se me corta de repente el humor, y... ¡qué disgusto más grande, Dios mío!
Aquí delante , pa cerca de la televisión, el 'Cary Gran' haciendo las monerías, y atrás en las mesas del fondo, veo una pareja toda alterada, poniendo la libreta de la carta por delante pa taparse la cara.
-¡eh, allí! ¿quién se tapa? - grité a la televisión, a las dos de la mañana.- ¡ustedes, los del fondo, no se tapen tanto!
Y al oírme, cogieron y se marcharon muertos vergüenza por una puertecica que había al fondo, tapándose los dos con una bandeja redonda de esas con las que los camareros llevan el cava.
Pero no pudieron taparse tan bien que no viera yo quienes eran justo al abrir la puerta.
Él era mi Eladio, que se había vuelto joven y tenía ahora unos 35 años, y ya no tenía bulto en la cara y tenía todo el pelo como antes, moreno y guapo como él solo.
Y ella... ¡bruja, más que bruja! ¡Debí imaginarlo... ! ¡Era Mariflor , que ella y su marido tuvieron un bar con nosotros hace lo menos 30 años! Siempre pensè que mi Eladio tenía algo con ella y nunca pude demostrar nada. .¡Pues ya está demostrao! .Ella se murió dos semanas antes que mi marido, que fuimos los dos a darle el 'pésame mucho' a los hijos. Mi Eladio aquel día estuvo bien triste... Pero luego fue cuando empezó a alegrarse y a vivir las dos últimas semanas con una alegría inusual... Está clarísimo: ya lo tenían todo preparado. Ya tenían las maletas...
***
A la semana siguiente llegó el técnico. Le ofrecí unas galletas hechas por mí (que me salen muy ricas), y me senté en el sofá. Él enredaba con los cables y con aquel aparatito -una cajita negra con lucecitas-, allí agachao donde la tele, mostrándome la hucha. Deben de tener una asignatatura en la Universidad para enseñar debidamente el final de la espalda.
-eh, mozo - dije- ¿con eso que pone y esa cuota al mes , que barata no es, podré ver esas películas antiguas de antes, en blanco y negro, y que ya nunca ponen en la televisión porque ahora sólo hay cocineros, cantantes y periodistas y golfos que pegan voces?
-sí, señora - dijo él- en el paquete básico tiene usted 5 canales de cine, uno de ellos es de cine clásico exclusivamente, las 24 horas, y de los otros, dos ofrecen películas de todas las épocas.
-pues ya me dejas ese puesto, el clásico, si no es molestia, para que aparezca en la tele en cuanto se encienda, y luego me dices qué te debo, y alguna propina te daré por la molestia y por ser tan simpático.
-no tiene por qué , señora, es mi trabajo... - y al rato-¿qué? ¿le gustan las películas clásicas, eh? Lo dice mi padre siempre: no hay cine como el de antes.
-sí me gustan, sí. Pero las películas las voy a ver las más que pueda más que nada PARA QUE SE LE CAIGA LA CARA DE VERGÜENZA A ALGUNO Y A LA ARRASTRADA MUERTA DE HAMBRE QUE ESTÁ CON ÉL.