domingo, mayo 13, 2007

La lechera de los huevos de oro.

Érase una inocente lechera que venía de la fuente y dirigíase muy gozosa al mercado con un cántaro lleno de quesitos, yogures y helados de tiramisú. Como era ella muy soñadora, iba pensando de esta manera:

-Si trueco estos productos derivados de la leche por una de esas gallinas de huevos de oro de las que todo el mundo habla y que venden en el mercado, no habré hecho mal cambio, no.

Llegó al mercado y fue al comerciante que vendía las susodichas gallinas. Díjole éste así, niños:

-Por esos productos varios derivados de la leche que me traes no puedo darte gallina de huevos de oro. Pero te daré una que pone huevos kinder.

-¡Pero los huevos kinder no entran en mis alocados cálculos financieros! – díjole la lechera con gran pena.

-Está bien, está bien, no pongas esa cara, te daré la gallina de los huevos de oro… Soy mercader y usurero pero esos pucheros tuyos me atraviesan el corazón.

-No son pucheros, es una lechera.
-Son dos lecheras
-¡Una!.
-¡Sé lo que me digo! Llévate la gallina; ¡llévatela!

Y así fue, niños, cómo la soñadora lechera consiguió la gallina de los huevos de oro. Volviendo hacia casa empezó a calcular otra vez los imaginarios tipos de interés y ratios financieros de aquella compra:

-Si abro la gallina esta, encontraré el mecanismo que hace que ponga huevos de oro y podré forrarme al inscribirlo en el registro de patentes. ¡oh, pero patientia!

Esto decía mientras abría la gallina con un cuchillo de abrir gallinas de huevos de oro que, como previsora lechera, solía llevar siempre escondido en el refajo.

Como era de esperar, no encontró tal mecanismo; pero sí encontró en el estómago del ave unas habichuelas mágicas aún no digeridas (las habichuelas mágicas son, como sabréis, el alimento de las gallinas que ponen huevos de oro).

Esta vez la joven lechera no quiso poner las habichuelas a plazo fijo ni hacer ningún otro tipo de especulación financiera, porque le apeteció tanto aquel día una fabada que llegó a casa, se cocinó las habichuelas, y se las zampó seguidas de un arroz con leche encantado.

Ahora, merced a las habichuelas, tiene superfuerza, es capaz de predecir el futuro, mueve los objetos con la mente, y padece dolorosas cefaleas y vista cansada, entre otros superpoderes.

*****

después dehabernos reído juntos (ese era mi deseo, al menos), ¿por qué no recordamos, también juntos, las dos imperecederas fábulas del poco recordado Samaniego?:

-La Gallina de Los Huevos de Oro.

-La Lechera

-y para los que os gusten las cosas picantes, ahí tenéis su Jardín de Venus, poesía erótica para troncharse.

4 comentarios:

Sintagma in Blue dijo...

Imposible no reirse contigo.

divino!

M. Imbelecio Delatorre dijo...

:) tú sí que eres divina....

y ya que eres divina, pues me aprovecho: ¿si siembro ajos este año se me darán mejor que el pasado? ¿dónde escondió mi tío-abuelo la caja de hule aquella que tenía llena de duros de Amadeo I? ¿qué pretendiente le conviene más a mi sobrina, el hijo del alcalde o el aprendiz de boticario? A mi cuñao se le ha metido en la cabeza que es licántropo... ¿está como un cencerro? ¿le digo que se depile y ya está? ¿cuál era el remedio más adecuado, clavarle una estaca en el corazón, ponerle un collar de kriptonita al cuello o dispararle una bala de plata? ¿acabaré algún día de hacer fastidiosas preguntas? ¿querráme algún día alguna hembra humana o marsupial que me dé cobijo y amparo? ¿posibles día viajes en algún serán tiempo el? ¿fueron los masones o los templarios egipcios los que levantaron las pirámides Mayas? ¿murió Canalejas asesinado o fue por un hipo gordo? ¿se puede pinchar un globo sin que explote? ¿llevas gafas, usas sombrero? ¿quién mató a la condesa en el salón de té con un pisapapeles? ¿si me adelanto a la calle de Carretas y paso por la salida, cobraré doscientas mil pesetas? ¿envido? ¿jaque? ¿tú te dejas ganar o yo me dejo perder? ¿sabes que desde hace catorce lustros mi corazón late por ti, Maripili? ¿si lo sabes, por qué me haces sufrir de esa manera? ¿por qué sonríes a otros hombres? ¿por qué me dejas padecer el infierno de los celos, que me abrasa, me toma, me trae,me hiere, me mata, tan dulce y tan ingrata?¿Porque te quiero a ti?, ¿porque te quiero.. dejé los montes y me vine al mar? ¿Quizá porque mi niñez sigue jugando en tu playa...? ¿hoy puede ser un gran día? ¡¡duro con él!!

;)

Antígona dijo...

No sé si me he reído más con el post o con tu comentario, imbelecio.

Pero, ¿de dónde sacas tanto ingenio y a tal velocidad?

Yo sí que quiero ser de mayor como tú, que hacer reír a los demás es de los mejores regalos que se les puede hacer.

Un beso!

M. Imbelecio Delatorre dijo...

joooooo, qué cosas más bonitas me dice antígona :). siempre me anima con sus piropos piroposos y sus cumplidos llenos de cariño :)

acias, acias, acias :)