Es un automóvil maravilloso que te permite, entre otras muchas cosas, viajar en el espacio y en el tiempo (con un poco de suerte, quizás viajes algunas décadas). El viaje en el tiempo (tu percepción del mismo) es lento (¡ojalá fuese más lento aún!) en la infancia y juventud, y va acelerándose a medida que te haces viejo, para pasar raudos los días al final, cuando eres un anciano.
El motor es tu corazón. Y tú – el conductor – eres tu cerebro.

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