En la primera película de Bogdanovich, un anciano Boris Karloff cuenta una vieja leyenda que en su momento me impresionó mucho (la prueba es que habiéndola escuchado hace 14 años, no la olvidé). Es una antigua fábula persa. Creo que el escritor Somerset Maugham la recogió en un cuento llamado Cita en Samarra. La reproduzco a continuación, aunque no como la contó el que fuera el Frankenstein más famoso del cine.
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- Por casualidad, un criado oyó en la plaza del mercado que la muerte lo estaba buscando. Volvió a casa corriendo y dijo a su amo que debía huir a la vecina población de Samarra para que la parca no lo encontrara.
Esa noche, después de la cena, llamaron a la puerta. Abrió el amo y encontró a la muerte, con su larga túnica y su capucha negras. La muerte preguntó por el criado.
-Está enfermo y en cama- Se apresuró a mentir el amo, está tan enfermo que nadie debe molestarlo.
-¡Qué raro! – comentó la muerte -. Porque hoy a medianoche tengo una cita con él en Samarra.
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