jueves, marzo 20, 2008

los verdaderos santos (Cuento de Pascua)





Fue a mediados de los cincuenta del siglo pasado cuando un importante científico europeo, católico y premio Nobel para más señas, tuvo una audiencia con el Papa.

La reunión se fue volviendo cada vez más informal y ambos llegaron a distenderse bastante, hablando de muchos temas. Entre otros, hablaron de Santo Domingo, el niño que la Iglesia había canonizado días atrás.

-¿Cuál es su santo favorito?- dicen que preguntó el líder religioso al científico católico, que se acababa de confesar lector de hagiografías.

-Mi santo favorito… no es un santo.

-¿Cómo es eso? – inquirió, curioso, el Papa, a quien estaba divirtiendo mucho aquella inteligente conversación, y esperaba una no menos inteligente salida por parte de su contertulio.

-No es santo… ni lo será nunca. El ser que más admiro, después de Dios, fue hombre. Un hombre que ha salvado hasta la fecha decenas de miles de vidas; número que no es nada comparado con los muchos millones que salvará en el futuro…. No exagero si le confieso que cada día dedico algunos minutos de mi tiempo a honrarle con mi pensamiento y mi memoria. Incluso he escrito una biografía suya en los pocos ratos libres que mi trabajo me deja que, acaso porque está tan distorsionada por estar construida en términos demasiado laudatorios, jamás me atrevería a publicar.

-¿Y quién es, si puede saberse, su santo que nunca será santo y que tan milagrosamente salva vidas? – preguntó finalmente Pío XII, sumamente intrigado por las palabras del científico, buscando sin fruto en su mente la solución al acertijo, broma, ocurrencia, o lo que quiera que fuesen las palabras del otro.

-Salva vidas, sí. Y las salvará ya siempre, aunque falleció hace un par de años. Sabed que no hay asomo de broma en lo que con algo de rubor acabo de pronunciar, y que os hablo del doctor escocés descubridor de la penicilina, el gran Alejandro Fleming.

Dicen que Pío XII –que había probado no hacía mucho el efecto de la penicilina en su misma persona, porque los médicos le habían tratado con el famoso antibiótico una infección de oído que no terminaba de curársele- respondió, algo secamente:

-Hijo, debí haber imaginado que se refería usted a un hombre de ciencia cuando escuché tanta vanidad en sus palabras. Sí, no ponga esa cara: vanidad. No niego que su "santo" haya salvado vidas. Pero, si lo ha hecho, ha sido como mero instrumento de Dios y sin la intervención directa de éste, como sí sucede en los verdaderos milagros. Si aplicase esa poco afortunada forma suya de razonar a otros ejemplos, llegaría a absurdos: ¿por qué no admira del mismo modo al inventor de la chaqueta o al del sombrero que, con su aportación, tantos resfriados han evitado? ¡canonicemos al inventor del gorro de dormir!– bromeó groseramente, y añadió, como apesadumbrado – No podemos buscar la humildad ni la verdad cuando la vanidad nos ciega.

El premio Nobel, aunque en un principio quiso replicar, cambió discretamente el rumbo de la conversación y la llevó por tópicos derroteros.




Cuando llegó al hotel, en el momento en que se desanudaba la corbata, se mostró a su esposa claramente abatido. Como ésta le preguntara que qué le ocurría, dijo por toda respuesta:

-¡Dice que salvar miles de vidas es vanidad!

Y es que el científico católico tenía esa noche, como en incontables ocasiones a lo largo de su vida, el corazón partío.
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notas: imagen1, Alejandro Fleming (1881-1955), médico escocés; imagen2, caricatura de "San Alberto Einstein" (1879-1955), físico germano-estadounidense.

Los Verdaderos Santos es la entrada número 400 de Gilichorradas.

11 comentarios:

Carlota dijo...

Felicidades, señor Imbelecio, por esa entrada 400, y que sean muchas más!!! (podía haber invitado a algo, grrr). Estupenda forma de celebrarlo con ese cuento de Pascua,que aunque en el audio dice que es suyo, podría haber sido perfectamente una anécdota real. Estoy de acuerdo en que seres como el señor Fleming se merecen estar santificados: tengo a alguien muy cercano que finalizando el siglo pasado estuvo a punto de morir y salvó la vida con inyecciones de penicilina. Un abrazo... ah! no olvide que mañana toca ayuno... ¿o es no comer carne? Bueno, usted cumpla ambas cosas :)

Paula - Canarias dijo...

Enhorabuena por el aniversario y por el cuento :-)

Por cierto, que me encanta la caricatura de Einstein. Ahora sacan en un anuncio de Seat unas imágenes que no sé si son reales o no del sabio con una niñita... ¿Usted sabe si son apócrifas, o qué?

Abrazos (de lejos, que me pega el viruuuus)

Anónimo dijo...

Muy creíbles los dos personajes. Muy reales. Se te da muy bien crear conversaciones, no sé si será por una disociación de tu persona. En tal caso, preséntanosla pues tendríamos conversaciones bastante animadas.

Un abrazo y enhorabuena.

Sr. Ben Gunn dijo...

Por aquí andamos, sigo por el club porque me ata la amistad y además de momento soy algo más que un socio, pero dejé de escribir paridas porque hay gente que tiene muy poco sentido del humor y demasiado desarrollado el sentido del deber y la responsabilidad, aunque los tres son compatibles.
Te sigo visitando aunque nunca haga un comentario, pero estoy ahí, me gusta tu estilo y tu humor y esto no es una declaración...
salud

Y hablando de salud, habrá santos que salvaron más vidas que la "penecilina" pero a mí la que me gusta es la virgen, le pides que tu equipo gane un partido y va y te lo concede, mira si no como se emocionó el presidente del CF Valencia, probiño...

Anónimo dijo...

Quedó estupenda la anécdota. Más vale que le pongas algun "sello" tuyo inconfundible, suena tan real que creeran que ha sido un copia-pega, je je je.

alfonso dijo...

Ya me gustaría que las próximas 400entradas fueran dedicadas a los santos laicos, que son los que más hacen por nosotros. Sé que soy parcial, me confieso adorador nato de Santiciclón de las Azores y de Santa María de la Reciclación. Lo que no sé, es qué podría hablar el Bebedicto ese con ellos.

Unknown dijo...

hola! muy bueno todo, gracias por el comment, y si fernando fernan gomez, tambien es conocido del otro lado del atlantico, un saludo!!!

Anónimo dijo...

Volví para enviarle este post a mi niña y ¡Caramba! juraría que había dejado un comentario, pero veo que no está. Torpe que es una o ¿le echo las culpas al blogger.com? je je je.

M. Imbelecio Delatorre dijo...

hola, mi madrileña preferida!

a mí no me ha llegado nada :(


besoooo

M. Imbelecio Delatorre dijo...

ahora que me fijo, y no eres tú "maríaq", que está un poco más arriba?

pensé qeu eras tú con doble personalidad.

:) un abrazo

M. Imbelecio Delatorre dijo...

hola:

-Carlota: gracias una vez más por tu simpatía. Bueno... el post no se refiere sólo a la penicilina en sí... sino a todos los antibióticos, de los que Fleming es el pionero descubridor (aunque otros los hayan sintetizado o descubierto otros). Pero, por ejemplo, la amoxicilina, que es el antibiótico más comunmente recetado, es un derivado de la penicilina. Digo con esto que no sólo esa persona que nos dices se ha salvado gracias a los antibióticos. sino que , no sé, 1 de cada 3 personas se ha salvado gracias a ellos. para darse cuenta de esto no hay más que mirar atrás en el tiempo, a principios del siglo XX por ejemplo, cuando que se te muriesen 4 de tus 7 hijos era la cosa más normal del mundo. También te salvan de infecciones que, en vez de ser (como eran antes) procesos dolorosos y muy largos que duraban muuuchos meses y dejaban a las gentes de otra época extenuados y al borde de la muerte, y producían recidivas, hoy día te las quitan en un pispás con unos sobres. Yo es que me quedo asombrado cuando, no sé, en Doña Berta de Clarín uno de los personajes se muere... ¡de un resfriado!... y, claro, era lo más normal del mundo, al igual que las altas tasas de mortalidad infantil... qué distinto el mundo con antibióticos al mundo sin ellos.

-alma cándida: gracias :) . lo siento, no he visto ese anuncio :/. veo muy poquita tele...

-manu: como siempre tus palabras amables y tus comentarios inteligentes me producen alegría. Sólo hace falta pasarse por tu blog (a ver si consigo descargarme de una vez el cuento de Poe), para darse cuenta de que eres, no sólo inteligente, sino además buena persona.

-Sr Benn Gunn: no sigo el fútbol. Nada. para muestra un botón: una compañía con la que trabajamos hizo un anuncio y usó a un futbolista al parecer muy famoso en el spot... tuvieron que explicarme que el famosete en cuestión era el portero del real madrid... estoy pez completamente... no sabría nombrar ni 2 jugadores de la liga española. gracias por tu visita y comentario.

-maríaq. graaaaacias.

-ñoco!! ya me parecía que tú también preferías adorar a los "santos laicos" (toma "San Títesis Oxímoron"). viva ñoco!

-parpa: un saludo! (pedazo de caricaturista está hecho el tío)