domingo, julio 23, 2006

Un ángel pasó por Chamartín.


Aun tenemos los ojos como platos de sopa fría (que dirían Cansado y Faemino), gratamente sorprendidos, después de haber visto la maravillosa película Un Ángel Pasó por Brooklyn dirigida en 1957 por Ladislao Vajda.

Vajda (húngaro de nacimiento, español de adopción) es un verdadero talento dentro del cine europeo de los cincuenta: un año antes a la cinta de la que hablamos, había realizado la recomendable Mi Tío Jacinto; un año después dirigiría El Cebo ("Es Geschah Am Hellichten Tag", es el título en alemán, "sucedió a plena luz del día"), magistral película que nada tiene que envidiar al mejor hitchcock y que no puede perderse cualquier aficionado medio al cine.

Había rodado, en 1955, la adaptación del relato religioso del escritor de literatura infantil Sánchez Silva (guión adaptado por el mismo escritor), Marcelino Pan y Vino (por cierto, grrr, cómo odio al principio de la cinta, cuando uno de los personajes dice "ahora que en España por fin gobiernan los españoles..."; el cuento estaba ambientado en la España posnapoleónica, pero la intencionalidad política de la frase, el guiño franquista y el insulto a los que "no eran españoles", es más que evidente, grrrr). Marcelino Pan y Vino supuso un éxito varios países europeos, y también el lanzamiento de una estrella de siete años: el niño Pablito Calvo.

Otras dos películas más rodó Pablito Calvo a las órdenes de Vajda (por cierto que siempre lo escucharéis doblado, en ninguna de las películas podemos apreciar la voz del jovencísimo actor, en todas es claramente una mujer quien le presta la voz), una fue Mi Tío Jacinto, un interesante drama que recuerda mucho al Ladrón de Bicicletas de De Sica, que fue premiada en Berlín aquel año - Vajda se llevó el premio del público - y en la que podréis ver al gran Gila haciendo de malo; el otro filme fue Un Ángel Pasó por Brooklyn.

Peter Ustinov era ya una estrella de Hollywood (Qvo Vadis, Sinuhé el Egipcio, Nunca Fuimos Ángeles...), y no tuvo reparos en encabezar el reparto de esta coproducción hispano-italiana maravillosamente ambientada en el Brooklyn italoamericano de la época (atención a esos increíbles decorados de los madrileños estudios Chamartín: parece durante toda la película que estamos en el barrio neoyorquino; la ambientación es simplemente genial). La película, de la que no queremos desvelar nada de la trama para que os sorprenda como nos sorprendió a nosotros, es una comedia fantástica, un relato muy dickensiano, una película muy al estilo de Frank Capra y su Qué Bello es Vivir.

Es una de esas películas que se hacían entonces con la clara intención (decía aquel simpático vejete, Juan Miguel Lamet, tertuliano en Qué Grande es el Cine) de hacer que la gente fuese, después de ver la cinta, un poco mejor persona. De llegar al corazón y decirles: el mundo puede ser un poco mejor gracias a ti, no todo está podrido, etcétera.

Y aunque el cine y la literatura tengan unas reglas propias que hacen sus historias válidas sin tener que confrontarse con la realidad externa (NOTA: en ese segmento sueño-realidad, identificamos tres puntos: uno, la fantasía, el sueño - o la locura si se está despierto -, en el que todo puede ser ajeno a la realidad y esas reglas internas de validez no importan; otro, el cine y la literatura, en el centro del segmento, en el que todo también puede ser ajeno a la relidad, pero esas reglas internas han de cumplirse, ha de haber sentido, coherencia; y el último, la realidad consciente, en la que no cabe el delirio, y las fatales - y muchas veces impredecibles - reglas de juego las impone la realidad.), qué dulce es ver películas como ésta e imaginar que puede afectar un poco a la triste realidad y, como decía Lamet, hacernos a todos un poco mejores.

nota: ficha de Un Ángel Pasó por Brooklyn en IMDB.

1 comentario:

M. Imbelecio Delatorre dijo...

Dije en el artículo que Pablito Calvo estaba siempre doblado.... Pues bien, creo que no, creo que MI TÍO JACINTO es la única película donde podemos escuchar su verdadera voz.

:) un saludo.