Kirk douglas está muy locuaz, alegre y sonriente; casi seguro que con bastante whisky entre pecho y espalda. Carcajea y da palmadas en la larga mesa. Buen rollo y ganas de comedia. Está acodado en la barra de un saloon del viejo oeste. A su lado una mujer muy guapa, con esa exuberancia technicolor de las rubias del Hollywood de los cincuenta. Una kim novak, pa entendernos. Ella también ríe mucho (Quizá el bribón de Kirk, quien le rodea el talle con su diestra, le haga cosquillitas. O puede que ella también haya catado el agua de vida). Lleva cintas verdes en el dorado pelo rizoso y un traje de cabaretera del XIX con generoso escote.
Kirk Douglas entre tragos y carcajadas le cuenta algo al barman. Quizás a mí, no lo recuerdo. Pero creo que no, que el hombre del bar estaba de espaldas a mí y yo contemplaba la cinematográfica escena sin que nadie me viese, desde el espejo de detrás de la barra; ese que en las pelis del oeste suele acabar rompiéndose en muchos espejitos de distintos tamaños y variadas formas triangulares debido a algún balazo.
Tras otro trago a su botella de whisky, el tipo del hoyuelo más famoso del cine se echa hacia adelante, sobre la barra, y le dice al barman con cierta confidencialidad, aunque en voz alta:
-Eh, muchacho..., ¿ves estos dos lunares? - e indicaba dos primorosos puntitos negros en la blanquísima piel de la chica, cuyo liberal escote permitía que pudiésemos admirarlos. Dos pequeñitos y oscuros imanes de besos situados a tres o cuatro centímetros el uno del otro y que determinaban una imaginaria línea horizontal sobre la pálida piel del rotundo y voluminoso seno - Pues esas dos pequeñas delicias forman la única y verdadera puerta al paraíso . Y no hay nada más.
Creo que antes de despertar pensé lo mismo que acaso pensaba aquel barman comido de envidia (que ya digo que quizá fuera yo mismo) : "bienaventurados los kirk douglas..."
Juan Valera tenía una filosofía bastante parecida a la del kirk douglas de mi sueño: "En un abrazo de la mujer querida está el cielo. Lo demás no vale un pitoche."
NOTA. Imagen1: el viejo Kirk en uno de sus westerns más memorables, LA PRADERA SIN LEY ("El Hombre sin Estrella" es la traducción literal del título original), de King Vidor, 1955.
imagen2: don Juan Valera (1824-1905), el andaluz universal.
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