De vez en cuando se cuela en la prensa alguna columna con la opinión de un columnista, un político, un profesional de la enseñanza, un economista, etcétera, en la que nos habla de que la calidad de la universidad pública española viene depauperándose desde hace bastante tiempo por culpa de la dichosa masificación. Dicen esos expertos que en la universidad hay mucho estudiante que no está allí para estudiar, que está allí... por no estar en otro sitio. Y eso perjudica a todos los demás. No niego yo esto. Entre los estudiantes universitarios los habrá laboriosos y los habrá poltrones, como en todas partes; los habrá que quieran aprender mucho y se interesen por labrarse un futuro, y otros que sólo quieran sacarse el título universitario, sin interesarse verdaderamente por sus estudios.
Estos expertos de los que os hablo tienen, además, una curiosa solución para acabar con esa masificación, palmario anticristo, a su modo de ver, de la excelencia universitaria. Bien simple es esta receta: limitar el acceso a la universidad a aquellos estudiantes que no tengan verdadera vocación; dicen que hay un camino que muchos excluyen sin más, el de la Formación Profesional (incluso recuerdo las palabras de uno de esos sabios que resumen ese modo de ver "se puede ser un ingeniero muy honroso, pero también un carpintero muy honroso. No hay vergüenza en ello" . No niego yo tampoco esto. Tiene su lógica. Pero, veamos. Puestos a aplicar esa medida de limitar el acceso a algunos estudiantes la universidad pública, ¿por quién empezamos?, ¿os imagináis al hijo de alguna de las personas que suele proponer estas ideas estudiando la FP, por honrosísima que sea? No, los hijos de los políticos, banqueros, importantes columnistas, ingenieros, notarios, abogados, médicos, etc. tendrán que tener su carrerita y su máster. Como Dios manda.
Esas ideas las proponen más pensando en los hijos de los demás que en los suyos. Y proponiéndolas tratan de encubrir lo que verdaderamente piensan y pretenden. No les gusta que un cualquiera pueda sacarse una carrera hoy día. Que sus hijos, si quieren estudiar en una universidad de calidad en España (las públicas en nuestro país, de momento al menos, son mejor consideradas que las privadas), lo tengan que hacer en una pública y al lado de hijos de obreros, les mosquea pero muy mucho. Entiendo que muchos manden a sus hermosos vástagos a estudiar a los EEUU, o que les paguen el título en una universidad privada; pero que no toquen las narices los que no tienen recursos para hacer ni lo uno ni lo otro sólo porque, a su modo de ver, desde hace ya demasiados años hay tufo a pobre en la universidad española.
La universidad ha de ser de todos y para todos. ¿que tiene algún defecto que sea para todos? No sé..., puede. pero mucho más defectuosa sería si sólo fuera para retoñitos de oligarcas.
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