viernes, noviembre 17, 2006

Eso no es progresismo.


Lo siento, me niego a admitirlo. No puede ser. Vale, reconozco que no he leído mucho sobre filosofía política..., ni sobre filosofía en general. La Política de Aristóteles, la República de Platón, El Contrato Social , de Rosseau, y para de contar. Que uno prefiere soñar, evadirse, y las pocas veces que abre un libro, suele tomar la vereda literaria, no el abstruso camino del pensamiento. Que piensen los listos, me suelo decir, yo sueño: video somnia, ergo sum, por decirlo como don Renato. Por eso este blog se llama como se llama.

Pero, me digo, muchos de los columnistas de cualquier diario, muchos tertulianos (oligofrénicos unos, mercenarios todos) de las radios, e imbéciles con blog -categoría en la que me incluyo- tampoco han leído a Fichte, ni a Marx, Engels, Stuart Mill... y a tantos otros, y opinan, ¡vaya si opinan!. Algunos incluso sin saber sobre qué, sin tener fundamento. El caso es opinar, ¿no lo crees así? :P .
Eso, el opinar por opinar, no es tan malo como podría pensarse. Vivimos en democracia y, cada cuatro años, todos opinamos con gran solemnidad. Y el voto del más sabio vale tanto como el del más necio; el del más fanático, como el del más escéptico...

Todos los ciudadanos tenemos que intentar aprender cosas según nuestras posibilidades. En una democracia, cultivarse, intentar iluminar un poquito un mundo lleno de tinieblas y oscurantismo es, al igual que la higiene, una obligación para con uno mismo y, también, para con los demás. internet puede ayudar un poquito a eso. Aunque hay multitud de blogs -como éste- escritos por imbéciles, hay otros mejores, sobre diversos temas, escritos por gente inteligente y cultivada, que da gusto leer, y de los que se aprenden cosas. Pero aun los realizados por los menos capaces pueden tener algo útil para otros.En efecto, puede ocurrir , como dice Rosaura:

Cuentan de un sabio, que un día
tan pobre y mísero estaba,
que sólo se sustentaba
de unas yerbas que comía.
¿Habrá otro -entre sí decía-
más pobre y triste que yo?
Y cuando el rostro volvió
halló la respuesta, viendo

que iba otro sabio cogiendo
las hojas que él arrojó.

Y algunas veces quizá haya alguien que abrace incluso las esmirriadas razones que otros espíritus más elevados desechan... Pero me estoy yendo por las ramas, bondadoso lector, y si, como creo, tu tiempo vale más que todos los circunloquios del mundo, ¿cuánto más no valdra que estos míos tan pesados, más impertinentes e irritantes que cinco cuñaos de barbacoa?

Decía que no sé nada sobre política pero, aun así, me niego a admitir ciertas cosas que la mayoría de jóvenes de hoy acepta sin más sin haberlas pasado antes por el tamiz del sentido común más sencillo y natural.

Me defino progresista. Creo en la libertad, en la democracia; en la extensión, sin exclusiones de ningún tipo, a toda la ciudadanía de los derechos (y obligaciones, claro) que la democracia conlleva. Creo que el Estado ha de garantizar, no sólo que se respeten los derechos humanos, sino también una sanidad y educación públicas y de calidad (sin subvencionar, por cierto, la educación privada: el que quiera educación privada para sus hijos, que la costee de su bolsillo, sin conciertos ni charangas). Creo en la libertad del individuo para creer en lo que le dé la gana (siempre que esas creencias no sean nocivas para los demás), pero también pienso que las creencias religiosas han de pertenecer a la esfera privada de la persona, sin invadir lo público. No creo, por tanto, que el Estado deba financiar a ninguna iglesia; y, mucho menos, que ninguna iglesia intente imponer su arbitraria moral en las leyes que el pueblo promulga. Creo en la importancia del conocimiento, en la ciencia como motor de progreso, en los avances científicos y técnicos para combatir la enfermedad y otros azotes de la humanidad (o, simplemente para hacernos la vida más cómoda, o por el mero afán de conocer). Y, una vez más, no creo que las iglesias - ni ningún otro tipo de "sectas" poseedoras de la verdad y muy influyentes, como son ciertas organizaciones ecologistas - , deban imponer infundadas cortapisas a determinados avances científicos. Creo que debe haber protecciones sociales para las clases humildes. Y, sobre todo, creo en la Ley. El Estado (aunque comete abusos a veces, pero para minorarlos y corregirlos están las leyes) y la Ley son los garantes de que los peces grandes no se coman a los chicos, de que un poderoso no valga más que un humilde.

Ahora bien, si esos ideales son progresistas..., entoces muchísimos jóvenes están equivocados (o, más bien, como el chiste del kamikaze en la autopista seré yo el que me equivoco, y resulta que, sin haberme dado cuenta, en realidad soy un falangista del siglo XXI). ¿Y por qué? porque para mucha gente de mi generación ser progresista es otra cosa: es sentir un apego desaforado por tu valle y despreciar los de alrededor, es mirar al de la región vecina por encima del hombro, cuyos habitantes son en cierto modo inferiores a ti y los tuyos, es querer ver reducido al Estado democrático a la nada - con las probabilidades que eso implica de que luego los peces grandes se coman a los pequeños - por el único motivo de que en la etapa inmediatamente anterior hubo una horrible dictadura (como si en las regiones desde las que más se repudia al Estado ahora no se apoyase y pelotease antes al antiguo régimen); es usar ciertos idiomas como elemento segregador y perturbador (como había hecho el franquismo, por cierto) en vez de como instrumentos de convivencia y riqueza cultural; es querer que la ley no sea igual para todos...

Pues no, jóvenes. Que no os coman la cabeza. Eso no es progresismo. No. En mi modestísima opinión estáis muy equivocados. El nacionalismo... será otra cosa, pero no progresismo. Diga lo que diga todo el mundo. Más bien me parece todo lo contrario: el nacionalismo (me refiero al español también, claro) es carca, la carcunda de hoy día. Además, no se sostiene: si acepto que nacionalismo=progreso (da grima hasta escribirlo), tendría que admitir que los más poderosos partidos nacionalistas, PNV, CiU... que representan a la derecha de toda la vida, a la de los curas y las clases opulentas, son también progresistas. Y eso no se traga ni empujando con pan...

nota: imagen, La Libertad Guiando al Pueblo (1830), de Eugenio Delacroix (1798-1863)

1 comentario:

M. Imbelecio Delatorre dijo...

"En este país está vigente la absurda superstición de que los nacionalismos separatistas y étnicos son de izquierdas…¡y hasta forman mayorías de progreso!"

FERNANDO SAVATER.