sábado, octubre 07, 2006

Las últimas palabras de Edgar Poe


Tal día como hoy, siete de octubre, de 1849, moría en Baltimore (Maryland, EEUU), el más grande escritor y poeta norteamericano, Edgar Allan Poe. Tenía 41 años.

Otro día quizá hablemos de su obra, de la importancia que para la literatura supuso este pionero (creador de la novela policíaca; precursor de la ciencia ficción; auténtico genio de la literatura fantástica; renovador de la poesía en norteamérica; maestro indiscutible en la composición de cuentos; unificador, en sus escritos, de esas dos culturas de las que hablaría cien años más tarde Ch. P. Snow (por cierto, que aun continúan reñidas... y parece que lo estarán siempre); experto criptógrafo y matemático...)

Hoy hablaremos sólo de su muerte.

Edgar Allan Poe fue un tipo ultrasensible y depresivo; el alcoholismo y la adicción al opio hicieron mella en su espíritu, conduciéndole a la autodestrucción. Ya había sufrido un infarto cerebral (consecuencia de su afición por los estimulantes) en 1847; ya había intentado suicidarse en 1848...; ya hacía demasiados meses que había alcanzado el punto de no retorno en el apresurado viaje hacia su propio hundimiento.

Viajaba entonces, en un intento de encauzar su vida, de Richmond a Filadelfia. Julio Cortázar escribe:

Los médicos le habían asegurado en Richmond que otra caída más sería fatal, y no se equivocaban. El 29 de septiembre el barco atracó en Baltimore; Poe debía tomar allí el tren para Filadelfia, pero se hacía necesario esperar varias horas. En una de estas horas se selló su destino. Se sabe que cuando visitó a un amigo ya estaba ebrio. Se abre un paréntesis de cinco días, al final de los cuales un médico, conocido de Poe, recibió un mensaje presurosamente escrito a lápiz, informándolo de que un caballero "más bien mal vestido" necesitaba urgentemente su ayuda. La nota procedía de un tipógrafo que acababa de reconocer a Edgar Poe en un borracho semiinconsciente, metido en una taberna y rodeado de la peor ralea de Baltimore.

Era el 3 de octubre. Aquel día hubo en Maryland elecciones para el Congreso. Los partidos políticos de los EEUU de entonces acostumbraban a poner en práctica una sórdida estratagema: cogían a un grupo de pobres diablos, les emborrachaban, y les llevaban a votar de un colegio electoral a otro. Se sospecha que Poe fue así utilizado como múltiple votante, y luego abandonado en la taberna donde el impresor George W. Walker le reconoce. Poe le da las señas del doctor James E. Snodgrass. El tipógrafo le escribe a éste un billete que dice:

Muy señor mío:
En... hay un caballero en un estado lamentable. Se llama Edgar Allan Poe y parece encontrarse en un gran apuro. Afirma que le conoce a usted.
Insisto, necesita inmediatamente de su ayuda, a toda prisa.
Su respetuoso,
G.W. Walker

El doctor llegó tan rápido como pudo al lugar donde se encontraba Poe. Snodgrass escribió:

Tenía la cara conturbada, henchida y sin lavar; los cabellos en desorden y su aspecto general era repulsivo. Sus ojos, tan vivos e inspirados, estaban ahora sin brilo y sombreados por profundas ojeras.
(...)
Cuando le trajeron al hospital [el Washington College Hospital de Baltimore], estaba inconsciente . No sabía quién le había traído ni con quién había estado antes. Después le sobrevino un temblor en los miembros y un delirio incesante en el que se dirigía a seres fantásticos e imaginarios que veía en la pared. La cara estaba pálida y el cuerpo cubierto de sudor. No conseguimos calmarle hasta el segundo día después de su ingreso. Di orden a los vigilantes de que me llamaran en cuanto recuperase el conocimiento, y así lo hicieron. Le pregunté por su familia, por su casa, por sus padres. Sólo daba respuestas incompletas e inconexas. Me contó, sin embargo, que tenía una esposa en Richmond (lo cual no es cierto según supe después), y que no sabía cuándo había dejado esa ciudad ni lo que había ocurrido con su maleta. Intenté reavivar su ánimo, que decaía rápidamente; por eso le dije que esperaba que en pocos días estaría de nuevo en compañía de sus amigos y que me agradaría mucho poder contribuir a su bienestar y comodidad de alguna manera. Al oír estas palabras profirió un gran grito y me dijo con vehemencia que lo que podía hacer por él su mejor amigo era meterle una bala en la cabeza, que preferiría desaparecer bajo tierra para no tener que seguir viendo su propia degradación. Poco después pareció dormirse y le dejé unos minutos; pero cuando volví se encontraba otra vez vivamente alterado y oponía a los dos enfermeros que le sujetaban una fuerte resistencia. Esta situación se prolongó hasta el sábado [día 6]. Durante toda la noche y hasta el domingo a las tres de la madrugada estuvo llamando a un tal Reynolds [Reynolds era, según Julio Cortázar, el navegante y explorador que había inspirado a Poe el viaje de su Arturo Gordon Pym (¿William Reynolds de la expedición Wilkes ?) ]. A las tres se produjo un gran cambio: debilitado por los esfuerzos, se quedó más tranquilo y parecía dormitar. Sobre las cinco de la mañana giró la cabeza a un lado y dijo:

-Dios ayude a mi pobre alma. ("Lord help my poor soul.")

Y expiró.

NOTAS:

-fuentes: programa HISTORIAS de RNE, y Vida de Edgar Allan Poe ) de Julio Cortázar (prólogo a la traducción que el escritor argentino hizo de sus cuentos).
- Imagen1, tumba de Poe en el cementerio Westminster de Baltimore (hubo una ceremonia para volver a enterrarle en 1875. hasta entonces se hallaba en el Cementerio Presbiteriano de la ciudad). Imagen2, daguerrotipo de el autor de El Cuervo, hecho meses antes de su muerte.

8 comentarios:

Germán Fernández dijo...

El gran Poe. Vida tortuosa , menospreciado como escritor en vida y sacralizado después de su muerte. La historia del artista maldito se repite. Conocía la anecdota de su muerte , la leí hace tiempo en algún sitio. El artículo muy interesante como siempre.

Un saludo

M. Imbelecio Delatorre dijo...

joer, muchas gracias, =)

sí, tienes razón: representa al artista incomprendido. Y aun lo sigue siendo hoy día en muchos aspectos: no hay ninguna película buena basada en su vida o su obra (aquellas protagonizadas por el vincent price, son malas -"la caja oblonga" por ejemplo - ... y la de roger corman "El Cuervo", insufrible). En el cine tiene una influencia indirecta: puede percibirse a través de la visión de directores como Terence Fisher, Tim Burton... incluso de pelis de cine negro... pero la gran película sobre Poe (o sobre su obra) sigue sin hacerse.

Además, en España se le encasilla injustamente en eso que llaman "literatura juvenil" :/.


"Poe hizo lo que ningún otro había hecho ni podía haber hecho, y a él le debemos el moderno relato de terror en su estado perfeccionado y definitivo. La suya es la visión magistral del terror que nos acecha fuera y dentro de nosotros mismos." H.P. Lovecraft (1890-1937)


=) a seguir bien. te deseo lo mejor.

Anónimo dijo...

¡Qué buen artículo!
Hoy ya sé más sobre Poe. Me ha impresionado mucho su trágica vida y su dramática muerte. Tambien me ha impactado mucho lo que hacían los partidos políticos para conseguir votos. Bueno, ahora siguen utilizando artimañas para la misma causa, pero bueno, eso es otra cosa.
Un saludo!!!!

M. Imbelecio Delatorre dijo...

gracias, evavera :)

gracias por leerme :)

ya sabes lo que dice el refrán ;) "las palabras de evavera todo el mundo las pondera"


y yo de los que más ;)

Moisesg dijo...

Cuando conocí algo sobre la vida de Poe, me pareció tan estremecedora como alguno de sus relatos.
Muy bueno el artículo, como siempre.
Saludos!

M. Imbelecio Delatorre dijo...

ya me imaginaba que moisés era otro miembro más del "club Poe" ;). Él es "el genio de América", según subtituló Ramón Gómez de la Serna la biografía que sobre nuestro admirado autor hizo, en 1953.

:) muuuuuchas gracias por tu visita. tu blog va creciendo y trata temas muy interesantes :)

Unknown dijo...

Su última palabra había sido "croatoan" si bien escuché .¿Como están seguros de que esta versión de la historia sea verdad?

V

M. Imbelecio Delatorre dijo...

Hola. Es lo que dicen sus biógrafos. Es el testimonio del médico que le atendió. Lo de "croatoan" como su última palabra es la primera vez que lo leo... y en cambio "Que Dios ayude a mi pobre alma" lo he leído en varios sitios.

Sí tuvo en las horas antes alucinaciones en las que parecía revivir episodios similares a los imaginados en Las aventuras de Arturo Gordon Pym , por eso nombraba a ese tal Reynolds , que las había inspirado.

No hay que buscar tanto misterio en toda muerte... Ya dan bastante miedo según ocurren.
Gracias. Un saludo.