martes, octubre 10, 2006

epitafio y dos historias grotescas de "Alma"

Ya os hablé de Alma -Alma del Infierno-, aquella "robin hood" mía de finales del siglo XVI. Éste es su epitafio:

Yace bajo aquesta losa
Cierta mujer cuya fama
Pasó su humildad de dama,
Llegó a la altura de diosa.

Su alma, de fulgor eterno,
Voló al cielo tras su muerte;
Pues quiso el vulgo y su suerte
Que en vida hallase el infierno.


Y éste es el inicio del capítulo V, en el que la protagonista nos cuenta dos historias en las que su padre, alcalde de cierta villa Toledana, resuelve un par de, si no graciosos, grotescos litigios (nota: los alcaldes antiguamente administraban también justicia en pequeñas causas):

V.- Pesares de Alma

Prometí antes que escribiría la historia de Alma. Trataré de contarla por su misma voz, por así decirlo, tal como ella a mí me la refirió. Traslado pues las palabras que otrora oí salir de su boca y retuve en mi memoria, a aquestos símbolos que garabateo en el papel. Y se pierden en este bello pero imperfecto proceso, incapaces de atravesar la infranqueable barrera del cráneo para saltar también a las cuartillas, los recuerdos de la inefable gracia de su dulcísona voz, las elocuentes muecas que acompañaban el relato, los preciosísimos ojos que con sentimiento brillaban al rememorar lo pasado, las sonrisas o lágrimas de nostalgia, dolor, y rabia que a veces a ellos asomaban según fueran de alegres o tristes los sucesos que narraba. Enmudezca entonces por unas líneas la fastidiosa alma que tan neciamente da sustancia a mi pluma, y hable la de aquella que vengo escribiendo con mayúscula, no sólo por ser nombre propio, sino también por ser tan grande, generosa, noble, y buena.

-En una noble villa que riega el famoso Tajo nací y viví los primeros años, que suelen ser los mejores de la vida pues todo es entonces candor e inocencia y no se dan en la infancia las complicadas pasiones, tentaciones (y, en consecuencia, amarguras) de las edades posteriores. Era hija única. Mi familia no puede decirse que fuese noble, aunque sí que no tenía mancha alguna; quiero decir que era de cristianos rancios de puro viejos. Nuestra hacienda no pasaba por ser una de las principales del lugar, pero nunca conocimos ni de lejos la necesidad, llegando incluso disfrutar de ciertos lujos nada ostentosos. Era mi padre honrado alcalde de aquella villa, y era bienquisto de los habitantes, porque siempre procuró en todo momento ayudar todos los hijos de la insigne población, fueran pobres o ricos, jóvenes o viejos, hombres o mujeres; y si se presentaba alguna pequeña disputa, resolvíala guiado tan sólo por sus naturales bondad y sentido común; y, a pesar de tropezar mil y una veces en las palabras si intentaba leer de seguido cualquier cosa, parecían a todos sus sentencias, ya fueran naturales o extraños a la ciudad, como dadas por un nuevo y discretísimo Salomón.

>>Sirva como ejemplo una de ellas en que un hombre presentóse ante él con cuatro conejos sin vida, y dijo que un fiero gato de un vecino los había muerto. Pidió mi padre que llamasen al propietario del gato, y vino éste con el feroz animal bajo el brazo, que era una bestia de color negro que pesaba hasta una arroba, con ojos malvados, grandes zarpas y muy largos dientes; indicadores todos de gran fiereza.

>>- ¡Ay de mí, que ahí está el demonio vestido de gato, que mata conejos, caza palomos, ahuyenta gallinas y atenta, en fin, contra todo animal doméstico, civilizado y amante de la paz!. – dijo el de los conejos en cuanto entraron el animal.

>>- No se deje llevar, señor alcalde, no se deje llevar de la aparente fiereza de mi gato, que aunque ahora mismo por su aspecto le parezca una bruja disfrazada o cosa peor y asome de ese modo los dientes, y bufe y erice el lomo, y se pueda creer que nos mire a todos con esa malignidad con que parece que mira, sepa que es manso como un cordero y no come sino migas de pan y saltamontes. ¡Y es tan vago que aun he de cazarlos para él! – dijo el que traía el enorme gato bajo el brazo.

>>-Pues ¡qué! ¿Manso como un cordero? Pues muchos mansos como él lleva muertos y luego devorados, ¡y algunos gansos!, y si ahora me presento ante vuesa excelencia, señor alcalde, es porque estoy más que harto de tanta mengua en mi hacienda debida a tan gatuna fiera. – argumentó el agraviado.

>>-No digo más – dijo el otro - , señor alcalde, que no le den gato por liebre, que aqueste es manso y bueno, y que estos ojos que echan chispas no son sino brillos de gatuno cariño; y esos bufidos que hace, perezosos ronroneos que se manifiestan así en los gatos gigantes; y al encrespar la piel y asomar los dientes no está pidiendo más que mimos y caricias. Mire, miren todos como sólo esto quiere…

>>Y diciendo esto empezó a dar al gato una dulce caricia con la mano derecha (que bajo el brazo izquierdo lo traía sujeto); y fue sólo tocarle la frente, y el gato comenzó a lanzar arañazos y mordeduras a las manos y cara de su amo, y luego a lanzarse como un ser salido del mismísimo averno sobre la gente allí congregada, y a dar más arañazos y dentelladas que dieran todos los leones de la Abisinia.

>>Una vez hubieron ahuyentado al gato y hubo pasado el peligro, dijo el alcalde Dámaso, que era el nombre de mi padre:

>>-Visto es que el gato es culpabilísimo de tanto crimen; ordeno que se le capture, se le ajusticie y dé muerte; y luego, una vez limpio de tripas y pieles, se den las carnes al vecino de los conejos; que si él esperaba que esos crecieran un tanto más para venderlos y sacarles dinero, bien podrá vender la carne del gato, que vale a lo menos por cinco o seis conejos como esos.

>>Y todos quedaron contentos con tal solución: hasta al dueño del gato, que casi se queda sin ojos tras haber hecho de abogado del salvaje animal, le pareció de perlas la sentencia; tan sólo dijo el vecino agraviado que en cuanto lo matasen quemasen su carne luego, que si la vendía tenía miedo de que pasase el demonio o la bruja que estaba dentro suyo a los que la comieren, que con verlo muerto y ajusticiado bastaba, pues ya se tenía por desagraviado y satisfecho.

>>En otro caso vinieron dos hombres con claras muestras de haberse dado mutuas puñadas, pues venía el uno con el ojo amoratado y los labios hinchados; el otro traía la nariz abultada de un golpe y sangrante todavía. Preguntó mi padre que qué pasaba y dijo el del ojo violeta:

>>- Aqueste que ve es un vecino mío que tiempo ha tuve por amigo y no pequeño. Pero hoy no puedo decir que lo tenga más que por loco; y loco peligroso, que míreme el rostro y verá en él cómo se las trae.

>>-Miro, observo, escucho, y juzgo en conciencia – dijo mi padre - ; mas también veo que el que vuesa merced dice loco viene con no menos puñadas en su cara…

>>-Y claro que vengo con golpes - dijo el que era la otra parte -, que puede verse en esta berenjenada nariz que traigo que al menos tantos golpes como di, fuéronme devueltos con usura.

>>-¿Y cuál es la causa de tanto golpe, si saberse puede? – inquirió mi padre.

>>-Ah, ¿cuál ha de ser – respondió el que había hablado el último – sino el sempiterno motivo que destruye tanta felicidad y amistades? ¿Cuál sino el malvado demonio de los celos?

>>- ¿Celos fundados? – siguió inquiriendo mi padre.

>>- ¡Y cómo fundados! – continuó hablando el de la berenjena - ¡más fundados que Roma! Pues, ¿no veo yo al Requejo ir casi todos los días donde mi esposa a hablar con ella, mostrarse mimoso y requerirla de amores?

>>- ¿Y esto desde cuándo? – preguntó mi padre.

>>- Pues desde hace no menos de tres semanas, allá va día sí y día también este malnacido que tenía yo por más bueno que un santo, y se pone a susurrarle cosas y a decirle (que esta última vez le espié y pude escuchar lo que decía): “Ah, Teresica, ¡mal haya mi desdichada vida!, ¿pues no siento arder en el pecho un fuego que me devora y abrasa por dentro…? Ahora que sois libre del vuestro Mandones, ¿no os veríais mejor en aquestos brazos, que no son tan velludos ni grasientos como los del que era vuestro marido, y besando aquestos labios, que no tienen tantas verrugas ni llagas; y si las tienen, son más blancas y menos purulentas que las de aquel…?”

>>-Alto ahí – interrumpió el alcalde– pues, por qué dice que ya es libre del marido? ¿Hubo autorizado divorcio?

>>-No, señor – respondió el Mandones–, no es eso. Es que mi esposa es fallecida, y aquel va a decirle esas infames palabras al cementerio.

>>- ¡Válgame el cielo! – Exclamó mi padre, asombrado - ¿Y esos requerimientos, hacíalos en vida della? – preguntó dirigiéndose al Requejo, que era el del ojo violeta.

>>- No señor, sino que la pasión y el deseo dióme ahora con la muerte, al recordarla cuando era viva, que nunca entonces me había fijado en su extremada belleza y en sus incomparables formas. Pero yo le juro, y te juro a ti amigo Mandones, que en mis visitas al cementerio no pasé un punto de las vanas palabras que oíste, que ninguna noche en estas tres semanas llegué a criminal acto carnal ni aun por asomo; y que si mi corazón arde por ella, apaga a cada segundo un mucho de este ardor la fría agua de la cara amistad que a ti te profeso.

>>Hiciéronse agua los ojos de los dos peleadores con estas palabras de Requejo porque debía de ser verdad que eran tan buenos amigos como decían, y dijo mi padre luego:

>>-Hay aquí una amistad tan grande que no la rompieran todos los celos del mundo, ni aun cuando se conviertiesen en duelos, como bien puede comprobarse en estos dos rostros donde lágrimas de comprensión y cariño asoman. No digo sino más que no vuelva el Requejo a ver a la Teresa, y que la deje descansar en paz fuera de pasiones mundanas; y si algún día quiere ir donde ella yace a decir un padrenuestro (cosa esta que creo que no debe prohibirse a nadie), lo haga acompañado por su buen amigo el viudo Mandones, que estará a su lado entonces y unirán su amistad para rezar juntos por el bien de la fallecida.

>>Y abrazáronse los litigantes con abundantes lágrimas y palabras de enmienda, y pareció bien a todos la justa sentencia.

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NOTAS: imagen1, dibujo de la villa de Alma; imagen2, escena de FUENTEOVEJUNA, de Lope, en una producción de TVE.

5 comentarios:

Germán Fernández dijo...

Me parece muy bueno. Se ve que te gusta mucho la literatura del siglo de oro. ¿Cuáles son tus autores favoritos?

M. Imbelecio Delatorre dijo...

joer, muchas, muchas gracias por leer ese aburrido peñazo =)

mi autor favorito del siglo de oro es Cervantes. En verdad que puede decirse que fue él quien lo inventó casi todo en lo referente a contar historias. Además sus novelas picarescas ("rinconete y cortadillo", por ejemplo), no son tristes como las de los otros... son moralizantes, luminosas y tienen un horizonte de esperanza.

:) veo que te encanta Thomas Mann. yo aun no me he aproximado a él. ¿quiénes más te gustan?

Germán Fernández dijo...

Bueno , la lista de autores que me gustan es muy amplia ...

Resumiendo un poco pues te diré que me inicié desde muy pequeño en la lectura con novelas de aventuras y de terror , según fui creciendo lei bastantes "clásicos contemporaneos" como George Orwell , Kafka , Herman Hesse , Conan Doyle , Tolstoi , Dostoyevsqui , Stevenson , Sartre , Henry Miller , Bukowski , Julio Verne etc etc. Después mucho ensayo y también me gustan algunos autores contemporáneos como Houllebecq o Chuck palahniuk. Actualmente lo que leo son más ensayos y trato de leer a los clásicos como Sófocles , Esquilo , Plutarco , Séneca , Ovidio , Dante , Milton , bueno , ya sabes cuáles jaja

Sinceramente he descuidado la lectura de autores españoles y estoy también tratando de enmendar el error ya que me parece fundamental leerlos , los menosprecié por prejuicios y me di cuenta de que no tienen nada que envidiar a los extranjeros.

Por cierto , el tema de mis lecturas tenía pensado que fuese un artículo para colgar en mi blog , qué casualidad!!

Un saludo

Germán Fernández dijo...

Por cierto , respecto a Thomas Mann que no te quepa ni la menor duda de que es de mis autores favoritos. De hecho si tuviese que elegir una novela esa sería LA MONTAÑA MÁGICA. Para aproximarte a él te recomiendo aparte de LA montaña , MUERTE EN VENECIA , que me parece de un estilo magnífico e insuperable.

M. Imbelecio Delatorre dijo...

pues debes colgar ese tema en tu blog. me parecen autores muy interesantes. yo también me inicié leyendo autores de aventuras y de terror (en muchos autores coincido contigo: stevenson, poe, conan doyle, verne...)

de filosofía algo he leído, pero mu poquito: la política de aristóteles, la república y tres diálogos de platón, el contrato social de rousseau. luego un par de libros de ciencia, y para de contar...

:) yo , al principio , consideraba como más "aburridos" a los autores españoles... ¡y eso sin haberlos leído!... pero es que me parecía que en españa no se dedicaron tradicionalmente los autores a lo fantástico, de aventuras, etcétera, que eran -bueno, y siguen siendo- mis temas favoritos (para mí la literatura ante todo es evasión)... luego me di cuenta que no, que galdós en su TRAFALGAR tiene un Gabrielillo precursor del jim hawkins stevensoniano, y la acción no cesa; que Cervantes es un escritor de novela de aventuras como muy pocos, que bécquer es realmente grande como autor de relatos fántásticos, que Pedro Antonio de Alarcón escribió El Clavo -con su juez detective- poco después de que naciese el Auguste Dupin de Poe (y, claro, sin haber oído hablar de él) y décadas antes del Holmes de Conan Doyle...

que el "Cuento Futuro" de nuestro paisano Clarín es un cuento de ciencia ficción realmente genial... y así luego fui leyendo otras cosas también españolas, y me fui dando cuenta de la "sustancia" que traen... y como tú mismo dices, son tan importantes (aunque no estén tan bien consieradas como la literatura francesa, inglesa, o alemana, pero eso no siempre ha sido así) como los otros, y a veces -muchas veces-, mejores .

por cierto que la culpa de esa minusvaloración de nuestros clásicos por el público lector de los demás países, dice Pérez-Reverte (quizá con razón) en uno de sus artículos que la tenemos nosotros mismos, los españoles: somos los primeros en pasar de ellos.Dice él que si Leopoldo Alas hubiese nacido en Francia o Inglaterra, sería más famoso que Flaubert o Balzac, pero como tuvo la desgracia de nacer aquí....

gracias, Germán, por ese interesantísimo comentario.

Pd.- cervantes, poe, stevenson, clarín y bécquer, serían mis favoritos :)