sábado, agosto 05, 2006

El loco y el soñador.

Hay un tipo en la calle, en medio de la acera, y una avispa empieza a incordiarle. El pobre hombre empieza a dar nerviosas brazadas acompañadas de exagerados aspavientos para intentar quitársela de encima, antes de que le pique.

Un observador situado a unas decenas de metros vería al hombre haciendo esos extrañísimos movimientos, pero no vería al himenóptero causante del insólito comportamiento.

Un loco no es más que un tipo al que los demás, desde donde estamos, no podemos ver su avispa.

Si, en vez de una avispa, lo que los demás no podemos ver es una mujer hermosísima, y el hombre en vez de extraños gestos para deshacerse del insecto parece completamente embobado (aunque en su cerebro bullan mil fantásticas quimeras), no es loco, es un soñador.

La diferencia entre el loco y el soñador es que el segundo aún tiene suficientes cimientos en la triste realidad como para que se evaporen sus fantasías muchas veces al día.

7 comentarios:

David dijo...

¡Gracias por tu comentario en mi blog, M. Imbelecio!

Tengo que admitir que tu blog si que es verdaderamente genial. Me ha gustado mucho este texto. Yo también me considero un soñador. Aunque no es nada extraño serlo, todos lo somos. ¿Qué sería de nosotros sin este fantástico pasatiempo que es soñar?

Evasión, fantasía, vivencias que dificilmente de otra forma podriamos vivir. Los sueños lo son todo para los humanos. Cuando se deja de serlo, creo que una de las primeras cosas que se olvida, es soñar. Y al fin y al cabo, como decía el genial monólogo de Segismundo en La Vida es Sueño de Calderón:
"¿Qué es la vida? Un frenesí. ¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción, que el mayor bien es pequeño, que toda la vida es sueño y los sueños, sueños son"

PD: He cambiado de dirección mi blog.
Ahora es http://daviblog.wordpress.com

Hasta otra, un abrazo!

M. Imbelecio Delatorre dijo...

Gracias a ti, David :) por tus sonrisas y tus elogios :)

a seguir rocanroleando!

Creo que eres muy inteligente. No dejes de ver buen cine, y lee mucho :)

un abrazo.

Anónimo dijo...

“Un loco no es más que un tipo al que los demás, desde donde estamos, no podemos ver su avispa.”

Gran verdad. A continuación, pasemos a analizar, en mayor profundidad, el trasfondo de esta cuestión.
En primer lugar, en orden a evitar ambigüedades, considero conveniente establecer una definición adecuada de la palabra “locura”. Para no pasarme horas analizando las diferencias existentes entre el enfoque de la RAE y el enfoque de un diccionario especializado en psiquiatría, lo que haré será una breve síntesis con mi definición personal de dicha palabra; esta definición la concreto, a continuación, distinguiendo 3 tipos fundamentales de locura:

1) La locura del demente, asociada, a veces, a patologías como el retraso mental. Quien se halla preso de esta locura vive víctima de una serie de actos absurdos e irracionales que no puede evitar; a veces, dichos actos pueden consistir en acciones horriblemente violentas, totalmente carentes de justificación alguna. Esta locura demente es, por tanto, un tipo de locura nada admirable (ni recomendable).
2) La locura que produce alucinaciones esquizoides. Consiste en una pérdida de contacto con la “realidad” (uso comillas porque lo que consideramos “realidad” podría, cabe la posibilidad de, ser un convenio artificialmente creado por una percepción limitada a una frecuencia vibracional determinada, dentro del amplísimo espectro de frecuencias existente), una distorsión sensorial que hace que, quien la padece, experimente todo tipo de alucinaciones auditivas y/o visuales.
3) La locura del incomprendido… de la oveja que, tras un detallado análisis de la lógica subyacente a las “verdades” comúnmente aceptadas, dándose cuenta del insoportable tufillo sofismático que éstas desprenden, se ha apartado del rebaño del que formaba parte (si es que alguna vez formó parte del mismo). Quienes tienen el privilegio (o desgracia, según se mire) de acceder a dicha situación son, a menudo, etiquetados con el adjetivo de “loco” por otro conjunto de personas, muchísimo más numeroso (y mediocre), cuyos miembros se caracterizan por convivir con una opaca venda que se enrosca, tal cual serpiente asfixiando a su presa, sobre sus campos visuales.

Sobre la acepción número 2 de mi definición de locura, podría hacerse un análisis que daría para “largo y tendido”. Está claro que quien percibe la realidad como un mosaico compuesto tanto por fragmentos de percepción sensorial física, como por fragmentos de imágenes/voces emuladas por su cerebro, y es incapaz de distinguir los unos de los otros, tiene un problema importante (su propia integridad física corre grave peligro). No obstante, esas imágenes (que, bajo esta acepción número 2, equivaldrían a la abejita que antes se usaba como metáfora) que se mezclan con la “realidad objetiva” no dejan de ser una incógnita. ¿Son una mera simulación endógena de la información que deberían proporcionar nuestros 5 sentidos? ¿Son percepciones descontroladas de otras dimensiones? Creo que, como mínimo, sería aconsejable reflexionar brevemente sobre la naturaleza de la realidad …

¿Qué es la realidad?
Estoy desarrollando cierta teoría, aún en estado embrión, según la cual la realidad sería un estado de percepción compuesto por una conjunción de:

1) La información proporcionada por nuestros 5 sentidos (vista, oído, tacto, olfato, gusto). Esta información, partiendo de la ubicación física del sentido que la genera, viaja a través de los medios que el cuerpo ha dispuesto para ello y, finalmente, activa en nuestro cerebro un patrón neuronal determinado. De este modo, cuando el color amarillo es captado por nuestros ojos y conducido hasta el cerebro, allí se activará un patrón neuronal que es, ni más ni menos, lo que sentimos cuando vemos ese color… el sentimiento “ver amarillo” se corresponde con un código determinado en nuestro cerebro. Los sentidos en sí mismos no crean la realidad, sino que desempeñan meramente el rol de catalizadores del patrón neuronal que nos hará percibir esa sensación.
2) La información que deberían proporcionar los 5 sentidos pero que, en este caso, es generada autónomamente por el cerebro. Por ejemplo: si soñamos que vemos el color amarillo, dicha percepción puede ser indistinguible de la realidad (de lo que comúnmente etiquetamos como “realidad”) y, sin embargo, ha podido ser emulada por el propio cerebro sin necesidad de la señal catalizadora que normalmente enviarían los 5 sentidos. El cerebro puede activar patrones neuronales, relativos a la percepción sensorial, de manera totalmente autónoma; los sueños lúcidos, en los que el propio soñador analiza la realidad “virtual” creada por su cerebro y llega a la conclusión de que es indistinguible de la realidad ordinaria, constituyen una clara evidencia de este fenómeno.
3) La interpretación de la realidad percibida, estado de ánimo, emociones, etc. No todo es activación de sensaciones pertinentes a los 5 sentidos. Una persona puede estar recibiendo una misma información sensorial, en 2 ocasiones separadas y, sin embargo, su percepción global (su “feeling”) puede ser radicalmente distinto en cada ocasión. Por ejemplo: si Juan percibe el verde prado que rodea su casa un día soleado, a 25ºC, con un nivel de humedad X, una temperatura corporal de 36.2ºC, con sonido de pájaros de fondo, olor a tierra fresca, con sabor a chicle de fresa en su boca y un ligero hormigueo en su pierna derecha, dos horas después de descubrir que ha acertado un pleno al 15 en la quiniela, tendrá una sensación muy distinta de la que experimentaría en una situación idéntica en la que se sustituyese la variable no-sensorial “me acabo de hacer rico” por la variable no-sensorial “acabo de pagar una multa de 3000 Euros”. Como podemos imaginar, el “feeling” es totalmente distinto en una y otra situación y, sin embargo, la información enviada por los 5 sentidos es idéntica y podría incluso constituir un % bajo de esa suma de variables que constituyen una sensación X en un tiempo t.

Tengamos en cuenta que 1) y 2) no son mutuamente exclusivas, sino que más bien actúan combinándose en diversos ratios. Por ejemplo: mientras sueño que vuelo en ala delta, sintiendo, con todo lujo de detalle sensorial, la brisa del mar y su intenso color azul, soy levemente consciente de un mosquito que se acerca a mi cuerpo dormido; en este caso, el % de contribución de 1) es ostensiblemente más bajo que el de 2). Por el contrario, si, mientras voy caminando por la calle hablando con Pepe, me imagino el color del coche del vecino, la situación es opuesta y 1) contribuye en un % mucho mayor que 2). Entre un extremo y otro, hay toda una gama de grises, en los que los % de 1) y de 2) sintonizan diversos valores. Teniendo esto en cuenta, parece que la realidad (esa compleja sensación percibida por unidad de tiempo) no es tan objetiva como puede parecer “a priori”.
En un individuo que experimente alucinaciones (causadas por la locura que sufre), el componente de percepción que describo en 2) llega a descontrolarse de tal modo que es indistinguible de 1) y se entremezcla totalmente. ¿Es realmente un componente endógeno generado por el propio cerebro? El debate está sobre la mesa… conocidos neurólogos y psiquiatras asentirán, sin dudarlo ni un solo segundo, mientras respetables expertos en física cuántica aludirán a la posibilidad de una realidad multidimensional, en la que muchas realidades, igual de objetivas, se superponen en el universo, unas sobre otras, gracias a la posesión de frecuencias vibratorias y densidades distintas (del mismo modo que una onda de radio atraviesa una pared, valga la analogía).

La locura del incomprendido (acepción nº 3 de mi definición)

Tal como decía unos párrafos más arriba, hay quien acaba sosteniendo el peso de la adjetivación de “loco” a consecuencia de la ignorancia de la muchedumbre que le rodea. Esa sociedad que rodea a estas personas no ha tenido ningún tipo de inquietud por indagar un poco y preguntarse: “¿Ha perdido Luis la razón o, por el contrario, ese tiempo que pasa debatiendo la absurdez del “estereotipo/prejuicio X”, en lugar de preocuparse por qué concursante de “Gran Hermano” expulsan hoy, le conduce, cada día, un poco más cerca de esa “razón” que los demás ni nos planteamos?” Para nada, esa sociedad ya tiene suficiente con seguir defendiendo opiniones que no son las suyas (nunca se han planteado los “porqués” subyacentes a las mismas, simplemente han aceptado lo que “por defecto” la sociedad les ha transmitido), después de todo, bastante tienen ya con “mamar” la leche que mamá “mass-media” les sirve bien calentita cada día. Esos individuos, que constituyen un elevadísimo % de la población (la denominada “gente normal”), seguirán empeñados, en su mayor parte, en estigmatizar y etiquetar como “loco” a quien trate de poner un poco de orden en sus maltrechas y acotadas mentes mediante la racionalización de sus absurdas ideas, mediante el análisis lógico de esa absurda cultura del “porque sí”, que han heredado gracias a la influencia social y mediática, mediante la demostración irrefutable de que ciertas ideas que defendían no eran sino patéticas falacias (fácilmente detectables). ¿He dicho falacias? Falacias “ad hominem”, “ad baculum”, “ad verecundiam”, “ad populum”, etc. son al rebaño de ovejas lo que un cubo lleno de miel fresquita es a un batallón de hormigas. Mi favorita siempre será la falacia “ad populum”, consistente, nada más y nada menos, en, una vez que has dejado a tu interlocutor sin argumentos y ya no tiene dónde agarrarse, que te suelten “¿Qué va a estar todo el mundo equivocado menos tú?”. Risa me da. JA JA JA. Eso es todo.

M. Imbelecio Delatorre dijo...

hola, amigo refutasofismas.

Muchas, muchas gracias por dedicar tu tiempo a visitar mi blog y, sobre todo, muchas gracias por tu comentario (que me tendré que leer otra vez, porque tiene muuuuucha miga).

Expresas tus ideas con gran claridad y precisión, poniendo ejemplos que encajan como un guante. En serio, amigo, ¡funda tu blog ya! Creo sinceramente que tienes mucho que compartir con los demás.

Tus teorías me gustan y hay cosas en las que estoy completamente de acuerdo (me agrada tu clasificación de la locura, y me encanta ese "loco incomprendido" (¿loco o talentoso cuerdo?), que bien podría ser el soñador de mi post.

Sin embargo hay algo en lo que estoy completamente en desacuerdo: la insinuación de que los locos perciban otras realidades procedentes de otras dimensiones... Aun admitiendo, con esos físicos cuánticos de los que hablas, la existencia de otras dimensiones superpuestas, no hay ilación en el hecho de concluir que puedan llegar a percibirse desde la nuestra. Quiero decir que con trabajo -porque es difícil imaginarlo- puede admitirse que existan esas múltiples realidades igualmente objetivas y válidas, pero de ahí a concluir que aquéllas puedan percibirse de algún modo desde la nuestra (delirios, alucinaciones de determinados cerebros, pareces sugerir), va un mundo. Ahí está el paso que, para darlo, nos alejaríamos cuatro pueblos de la lógica, ¿no?

:) Justo ese mismo paso lo dio hace casi cien años el escritor estadounidense Howard Phillips Lovecraft. Aunque aun no he leído más que un par de cuentos suyos, esa temática de dimensiones paralelas, locos que perciben otras realidades, etcétera, está en la obra del viejo Lovecraft.

Gracias otra vez :)

PD.- jaja, Creo que tú cumples los requisitos, así que...¡bienvenido al Club de los Misántropos de Grado, jaja :D ya te asignaré número de socio...! :D jajaja, pero creo que tendrás el 000003 (el 000001 y el 000002 lo tenemos yo y Yayo, respectivamente :P)

Anónimo dijo...

"Un loco no es más que un tipo al que los demás, desde donde estamos, no podemos ver su avispa".
Magnifico.
Cuanto más buceo en su blog más me gusta.(Gracias por el enlace :) ).
Un besuco Fer ;)

M. Imbelecio Delatorre dijo...

Un besuco.... (¡ahí va, no sé su nombre! quizá ella descubra mi azoramiento y me lo diga pronto)

;)

Anónimo dijo...

¿Cuál es la diferencia entre un loco y un soñador? El loco afirma ser alguien que no es, mientras que el soñador se convierte en aquello que afirma.