sábado, junio 21, 2008

EL ALMA EN PENA DE PEDRO COROLADO



-¿Quién anda ahí?

-Maruja, no te asustes…: soy yo.
-¡¡Ah, el vampiro de mi marido!! ¡y yo sin estaca de ajos!
-No, Maruja, no soy vampiro… Soy fantasma, el fantasma de tu difunto marido. No vengo a hacerte daño. No quiero asustarte… ni siquiera quería despertarte.
-¡Pedro, qué desastre eres: ya me despertabas cuando estabas vivo, y vienes a despertarme ahora cuando estás muerto…! Por cierto, ¿te gustó el entierro? ¿bonito, eh? Tus hermanas se morían de envidia, las arrastradas.
-No quería sacarte del sueño, mujer. Ha sido mala suerte… y este cajón que se atasca. Si tú duermes como un tronco de abedul… Y el entierro, qué quieres que te diga… si te soy sincero, no lo he visto…
-¿Habrase …? ¿No has visto tu propio entierro? Con lo que lloré y la corona tan lujosa que te compré, y lo bien que habló el padre Fulgencio de la luz de vida eterna que presentimos en esta vida gracias a la religión y que tú eras muy dichoso porque ya la estabas viendo...
-Ya pero es que estamos de Eurocopa y ese día… jugaba la Selección… Si a eso venía yo, mujer…
-¡Ah, qué carcamal! ¡Si hubiera hecho caso de mi madre! ¡El dichoso fútbol! ¡Ni muerto dejarlo puedes!
-Que no tengo mucho tiempo… Allí en el cielo hay tele, pero es de las viejas, como la que teníamos antes. Y , claro, es pequeñita y no veo bien. Por eso pedí a San Pedro que me dejase volver para buscar las gafas. Me dijo que sí, pero dos horas sólo, que si no no puedo volver a entrar y..., ¿sabes qué me dijo?
-¡Fútbol , fútbol, y más fútbol! ¡como si no hubiera cosas más importantes… como tu mujer, por ejemplo, que la tienes abandonada.
-No me escuchas, mujer, y no tengo tiempo…Cómo no te voy a tener abandonada, ¿no ves que estoy muerto? Digo que San Pedro, que es muy bueno, me dijo que me cuidara de que no me liaras, que en el Cielo me llaman “El Calzonacete”, ¿sabes?
-¡En fútbol y en morirse antes que una para dejarme sola, es todo lo que piensa mi marido!
-No me escuchas, mujer, y no tengo más que una hora y unos minutos. Sí, me gusta el fútbol, pero no más que a ti los culebrones esos tan estúpidos… ¿En qué cajón están mis gafas?
- ¡Qué cruz, qué marido tengo... o tenía, madre del amor hermoso! ¿Eh? ¿A mí qué me dices?¡Qué sé yo! ¡Estarán en el coche!
-No, en el coche tengo las otras… Además el coche estará en el desguace…digo yo... después de aquello…. Digo las últimas, las que compré en Benidorm.
-Ahora mismo te vienes conmigo a ver a don Fulgencio. ¿Eh? ¡No puedo agarrarte por el brazo como antes! ¡Te traspaso!
-¿A don Fulgencio para qué? ¡Mira mujer, que me queda una hora en la tierra sólo! Marujita, por lo que más quieras, ayúdame a buscar las gafas…
-¡Que vengas conmigo te digo! ¡Necesitamos una segunda opinión!.



** ** **

-¡Don Fulgencio…!
-Hola, doña Maruja, ¿a qué viene usted tan temprano si la misa no comienza hasta las ocho y media? ¡Ahh! ¡Madre Purísima! ¡El hombre-lobo de su marido! ¡traeré unas balas de plata que guardo en la sacristí...!
-No es un hombre-lobo, es un vampiro.
-¡Y dale...! No soy un vampiro, ¡soy un fantasma!.
-¡Ah, doña Maruja!, ¿no le dije que escogiera el funeral premium? Usted escogió el normalillo y ahora, claro, viene a molestarle el hombre-lobo de su marido. Ahora a gastar en misas y novenas lo que no quiso gastar entonces, y más.
-Pero , ¿qué novenas ni qué…? Don Fulgencio, ¡si yo lo único que quiero son mis gafas…!
-Y tú, ateazo, te lo tienes merecido: si hubieras venido alguna vez por la iglesia, no te verías ahora en este aprieto.
-No me líe, don Fulgencio… Si precisamente allí se ríen y se enfadan de lo equivocados que están ustedes, que en cuanto se mueren se van todos directitos para abajo, por ser tan simoníacos y tan sinvergonzones… ¡Maruja, por favor, que me quedan cinco minutos!¡ De lo contrario me quedaré aquí atrapado para siempre! ¡Mira, me voy sin las gafas y todo!
-Ea, doña Maruja, dice que le va a dar la hora: si se va hay que estar atentos para recogerle el zapato de cristal, para luego dar con él…
-¿Qué dice, don Fulgencio? ¡Si este no se va a ningún lado, pues menuda soy yo!
-Pero…, ¡Maruja! ¡Me has agarrado del brazo! Pero, ¿cómo? ¡Si soy ircompóreo!
-Aquí no hay ircompóreo que valga, sinvergüenza. Me vas a matar a disgustos. Hacerle eso a tu esposa: primero morirse, y luego querer marcharse por el dichoso fútbol. ¡Ea, don Fulgencio!, tenga doscientos euros: haga usted las misas que tenga que hacer, que yo me llevo a este de compras primero, y luego viene conmigo a ver la telenovela de la mañana.
-¡¡Pero, Maruja, que me condenas…!! ¡no me escuchas! ¡nunca lo has hecho!

** **

-Señorita, aquella señora de allí, que es mi mujer, desea saber si la manzana reineta está de oferta.
-¡Ay madre! ¡Un omni! ¡que alguien traiga una pistola de rayos a la línea de cajas!
-(desde lejos) ¡¡No es un omni, guapa, es el vampiro de mi marido. Y cuidado con sonreírle, que sois muy frescas todas!!
-¡¡No soy ni omni, ni vampiro, ni hombre-lobo, ni fantasma… !! supongo que soy… lo que fui siempre, un alma en pena.




dedicado al alma en pena de Fiz de Cotovelo.

9 comentarios:

Carlota dijo...

Pobre hombre, pobre alma en pena... leyéndole me doy cuenta cada vez más de que soy un auténtico tesoro (sin abuela, eso sí) :P. Gracias por esas sonrisas de domingo. Un beso!

M. Imbelecio Delatorre dijo...

jeje, pues no sé a qué se refiere, hermosa Carlota, pero estoy de acuerdo con usted en lo de que es un Tesoro.

=)

Paula - Canarias dijo...

Don Imbelecio, tardaba ya en pasar por aquí, que estoy muy gandulona, pero desde luego ha merecido la pena. Gracias por el relato, ese dichoso fúmbo... :)

Paula - Canarias dijo...

Ah, y la frase del encabezado, muy buena!!

M. Imbelecio Delatorre dijo...

hola, Alma.

:) da igual que pases por aquí que no: hace meeeses que se acabó la promoción de regalar sombrero de jipijapa al que se pase. y eso que ahora en el veranillo sentaría bien y daría un aspecto de ricacho indiano que no estaría mal... No obstante yo te agradezco mucho que quieras perder tu tiempo en esta web tan mediocre.

Paula - Canarias dijo...

Don Imbelecio, no se me ponga usté con la captatio benevolentiae y la humilitas, que de mediocre nada; por otra parte, reclamo mi jipijapa YA.

Carlota dijo...

Usted tan amable siempre... pero no se libra: yo también quiero jipijapa yaaaa!!! Hala, ya va usted encargándolos...

alfonso dijo...

Las almas en pena no tienen claro el sentido de la vida. Debieran hablar con Alma Cándida para que les de un curso de orientación.

Tarde/Mal/Y/Arrastro.

Paula - Canarias dijo...

¿Orientación, yo? ¡Si me pierdo en los supermercados!