martes, enero 23, 2007

El Pirata de Walter Scott


“Tanto he viajado en los libros como en el mar.”, cap. XVIII.

No recuerdo dónde leí un hermoso y útil aforismo, que adopté al instante, y que dice: “Un libro que no merece la pena de ser leído al menos dos veces, no merece la pena de ser leído ninguna”. Es hermoso porque rezuma amor por los libros. Es útil porque, si lo aplicáis a vuestras lecturas, os quitaréis de encima muchos títulos que, aparte del éxito comercial, aparte de estar de moda, no aportan nada. O esos otros clásicos, sobrevalorados por cuatro esnobs que van de entendidos, y que no suelen aguantar ni de lejos una comparación con muchos otros, más sólidos, de nuestra literatura (que esos mismos esnobs, siempre despreciativos con lo que no es tan superficial como ellos, no han leído). Porque, ahí radica lo que hace tan útil la frase: el criterio no es de otros, lo pones tú. No hay mejor crítico que uno mismo.

Es El Pirata (The Pirate, 1821) una de las novelas más desconocidas de este escocés, considerado padre de la novela histórica y uno de los más destacados autores de narraciones de aventuras.

Un barco pirata en 1724 se acercó a las septentrionales Islas Shetland. El capitán del velero (un desvergonzado inglés, un tal Goffe) cometió algunas tropelías por tierra, llegando incluso a enamorar a una dama noble con quien promete casarse. Como la justicia inglesa captura al líder de los piratas, le traslada a Londres y es finalmente ejecutado por sus múltiples crímenes, la noble shetlandesa se ve obligada a viajar hasta la capital británica para deshacer juramento ante el cadáver de su prometido, o de lo contrario, según las creencias de aquellas islas, se le aparecerá el espíritu del muerto para cumplir lo prometido.

Eso es el sustrato real de la historia, que el autor nos cuenta en el prólogo y que bien poco tiene que ver luego con la trama de la novela. Y es que sir Walter suele inspirarse en un hecho real (aunque sea, como en este caso, una mera anécdota) y a partir de él crear una historia más rica y compleja.

A medio camino entre el costumbrismo y la novela de aventuras, El Pirata nos traslada a un ambiente rural e isleño , de hábitos sencillos, casi feudal, muy influido por la tradición y la superstición. Extranjeros llegan a Mainland, la principal de las islas Shetland, para alterar las antiguas costumbres de los habitantes. Hay historias de amor. Hay ecos de magia y de antiguas creencias nórdicas que Scott, quizá el más influyente escritor romántico, nos acercará desdeñándolos con la razón pero enalteciéndolos con la poesía. Hay buhoneros y demás secundarios graciosos, tan característicos de las novelas de sir Walter. Hay, en fin, un relato (de cuya trama no nos gusta desvelar nada) que no defraudará al lector ávido de aventuras, partidario de la literatura de evasión.

En cuanto a la traducción de El Pirata, publicado por Espasa en 1923, deciros que es uno de los más bellos ejemplos de traducción al español: cada poema de Scott está medido y rimado en nuestra lengua, el vocabulario es muy rico, y todo el texto está muy cuidado… Uno tiene la impresión de que esas cosas ya no se hacen hoy día con esa dedicación y ese esfuerzo. El responsable de traernos esa novela de Scott a la lengua de Cervantes fue el periodista catalán Eugenio Xammar (1888-1973), amigo de Josep Pla y de quien éste llegó a decir que era la persona más inteligente que había conocido. Xammar fue corresponsal en Berlín de un diario español en la década de los 30, durante el alzamiento del nazismo.

En ocasiones me pregunté cómo Stevenson no incluyó a su paisano Scott en Al Comprador Indeciso, el maravilloso poema-prólogo a La Isla del Tesoro, como sí incluyó al norteamericano Fenimore Cooper (escritor nacido a imitación de la pluma de Scott), al también escocés Robert Michael Ballantyne y al inglés W.H.G. Kingston; ¿por qué Stevenson no pone a sir Walter Scott también llevándonos de la mano por desiertos y por mares, por lagos y montañas? Pues por la misma razón que tampoco nombra a Cervantes, a Defoe, ni a Dumas, genios del relato de aventuras a quienes Roberto Luís también admiraba (y de cuyas obras bebía). Claro, ¿Para qué incluirlos en ese poema si ya se les palpa en toda su obra?
*****
notas: -imagen1, portada de El Pirata dentro de la colección Misterio y Aventura de Espasa.
-imagen2, portad una edición inglesa de la novela.
-imagen3, paisaje típico de las islas Shetland (verde, con muchos lagos y sin árboles)
-El Archivo Digital Sobre Walter Scott, de la Biblioteca de la Universidad de Edimburgo.

13 comentarios:

Sintagma in Blue dijo...

Jo, y a mí que no me gustan nada los libros de aventuras... (qué vergüenza). Pero sí, llevas mucha razón en lo que dices.

M. Imbelecio Delatorre dijo...

Gracias por visitarme y leer mis aburridas cosas. Beso :)

Anónimo dijo...

hola, vengo del blog de sintagma y vi ahi tu carita de reojo...a esto le falta algo de sexo o un concurso donde ganar algo, no sé, para motivar a leerte una segunda vez...el silogismo del principio es válido para valorar a alguien con quien pasar una noche fantastica o solo para los libros?
:), me quedaré por aqui un rato leyendo más

M. Imbelecio Delatorre dijo...

jaja, hola sofía... en cuanto a lo del sexo... hace poco publiqué una foto de un chocolate con churros, más voluptuoso que eso, no sé yo...

Muchas gracias por visitarme :). toy mirando tu blog... mmm, duke ellington, S&G, The Animals y BS de pelis chulas. tienes un buen gusto envidiable. un saludo. gracias por todo.

Germán Fernández dijo...

Walter Scott , Conrad , Julio Verne , Clarín , Balzac , Chejov , Perez Galdos ... y tantos otros denostados como muy bien indicas por cuatro listillos que se embadurnan en una supuesta superioridad leyendo a Faulkner o a Joyce. Dan a entender que los "autores clásicos" están ya superados. !Pamplinas!! Los autores clásicos son hoy más necesarios que nunca , necesarios como un torrente que limpie el estercolero del artificio y la falsa autocomplacencia en forma de pajas mentales con las que muchos disfrutan llenando páginas. Dónde quedó el estilo directo , descriptivo , naturalista , psicológico , moral y el empleo geómetra (en cuanto precisión ) de las palabras. Sustituyendo a todo esto qué nos queda más que múltiples metáforas (tan subjetivo su contenido que cada cual entiende lo que le da la gana) , subordinadas interminables y una tan cargada adjetivación que resulta mefítica.

¿Ulises de Joyce?

La Odisea de Homero , gracias.

M. Imbelecio Delatorre dijo...

muchas gracias, Germán, por tu lúcido comentario. Veo que tenemos una misma visión de la literatura: buenas historias bien contadas, tan simple (y complicado a la vez) como eso. No tonterías metafísicas.

Estoy de acuerdo contigo al cien por cien :). y los autores que nombras son algunos de mis favoritos (mmm, Toy leyendo Fortunata y Jacinta... qué peazo novela. está genial. hacía tiempo que no me enganchaba un libro así

:) una sonrisa.

Pd.- oye, me bajo montón de pelis de "unapeliculaaldía". ¡Es un servicio público!. tuviste una gran idea, ya verás cuando se conozca un poco más ;). además se te ve la cinefilia galopante a la legua.

Germán Fernández dijo...

Gracias. La verdad es que de pequeño he visto mucho cine y ahora no hay día que no vea una película o al menos un fragmento. Como te habrás dado cuenta pongo géneros y tiempos muy diversos , ya que mi intención , como señalé en la introducción , no es mostrar lo que es bueno o malo ,siquiera lo que me gusta (ya que cuelgo también pelícualas que no me gustan) sino compartir enlaces de películas que he visto y luego cada cual que saque sus conclusiones (los análisis que se pueden hacer a una película son múltiples).

Ahora cuando disponga de un poco más de tiempo tengo previsto comenzar con algunos proyectos nuevos. Ya los daré a conocer.

Por cierto , en lo referente a la literatura , ahora mismo estoy enamoradísisisismo de los cuentos de Chejov. Hacía tiempo que un escritor no me atrapaba de ese modo.

Un saludo.

M. Imbelecio Delatorre dijo...

No, leí muchos, sólo los quince que vienen después de El Jardín de los Cerezos de la Austral de Espasa. pero sí, son realmente buenos. mi cuento favorito de Chejov es "El Camaleón" :P ¡descojonante!

M. Imbelecio Delatorre dijo...

Gracias, Peca, por visitarme :)

una sonrisa. cuídate muso.

Anónimo dijo...

Esa novela es muy buena, me encantó, Minna sobre todo. Ahora estoy leyendo ivanhoe y tb me encanta.
Pero tienes razón sobre que el pirata no es muy conocida, no encontré mucha información en la web. Es chévere que a alguien más le haya gustado

M. Imbelecio Delatorre dijo...

Hola, Pilar!

sí, a mí también me gusta El Pirata. la había leído hace 7 u 8 años y la releí hace poco (cuando publiqué esa entrada). Me gustó más la vez primera porque me pareció más mágica, pero no me arrepentí de releerla.

Sobre los personajes que más me gustan son secundarios: el atormentado Mertoun padre, melancólico, misántropo, que esconde un secreto; la pareja cómica formada por Triptolemo Yellowley y su hermana; el poeta Claudio Halcro, que de tan pesado como es, se hace gracioso al lector.

luego entre los que no me gustan porque llegan a cansarme están la "bruja" Norna, y Cleveland, que da nombre a la novela.

el protagonista, Mordaunt, me gusta mucho; quizá porque no es más que un arquetipo de la juventud.

Y de las dos chicas, las hijas de Magnus, ojalá pudiera darse una mezcla de las dos, una que, siendo tan soñadora y poética como Minna, no despeñe su vida y pueda conformarse con las cosas sencillas, como Brenda. Pero, claro, Minna es mucho más interesante, por supuesto.

Muchas Gracias por tu comentario. Me alegra que compartas conmigo el placer por esas novelas de aventuras. Ivanhoe me gustó mucho más (¿has visto la película de Richard Thorpe? te la recomiendo). la tercera novela que me leí de Scott fue LA NOVIA DE LAMERMOOR, de la que hay una ópera famosa.

un abrazo desde España :)

Salvador Vidal dijo...

Hola,,, me encanta esta novela,,, llegué a ella por "Joyas Literarias Juveniles",,,:-); por cierto, de donde sale la frase “Tanto he viajado en los libros como en el mar.”?

M. Imbelecio Delatorre dijo...

hola, Salvador. ¿no serás, Salvador Vidal, el actor de doblaje, verdad? Ese es un grande de España. La frase pertenece a ese mismo libro.

gracias por tu visita y comentario , me ha alegrado leerlo.