domingo, septiembre 06, 2009

la Muerte y los regalos

Pinedo:- ¡Chssst, eh, Fernández!
Fernández:- ¿Eh, qué?
P:- Ha venido una persona preguntando por ti.
F: ¿Qué persona, quién?
P: Una señora así muy alta y fea… Espera… ¿Cómo dijo que se llamaba…? Ah, sí, La Muerte.
F: ¿Qué? ¿Vino La Muerte a preguntar por mí? ¿Y qué le has dicho?
P: Pensé que salías a la una y media y que te habías ido a casa a comer, así que se lo dije. Pero ahora que lo pienso, sales a las dos como yo, ¿no?. Irías al banco o a alguna gestión, ¿no es eso?
F: ¡Pero qué me dices, Pinedo! Viene la Muerte a preguntar por mí, ¿¿y le dices dónde estoy?? Dile que estoy lejos, hombre, en Noruega, o en Australia…, o qué sé yo. pero no le digas dónde estoy realmente…
P: Eso se avisa, hombre. Qué sabía yo. Me pareció que te conocía y que tenía interés…
F: ¡Pero hombre, por Dios! ¡Claro que me conoce! ¡Nos conoce a todos! ¡¡Pero no es bueno para nadie que le venga La Muerte!!
P: Oye, yo que sabía: a lo mejor viene a hacerte un regalo porque es tu santo o porque se te ha caído un diente… Venga, no me líes que tengo tarea. Tengo más marrones hoy que un parque en otoño…
F: (para sí) ¡yo es que alucino con la gente…! ¡Ahora no sé lo que hacer…! Me marcharé, me marcharé… lejos. A ver cómo me organizo…
(A Fernández le suena el móvil. Contesta).
F: ¿Sí?... Hola, Querida… ¿¿Cómo?? ¿¿Qué ha estado en casa La Muerte preguntando por mí?? ¿Y tú qué has dicho? … ¡Pero bueno, mujer!: ¿cómo le dices eso? ¡Que estoy en el trabajo hasta las dos! ¡Es La Muerte, por Dios Santo!... ¿Interés?... ¿Y qué interés crees que puede tener en verme, a ver, y más con el problema de corazón que tengo? ¿Eh? ¿Regalo? ¡¡Qué regalos va a hacer , si hablamos de La Parca, La Huesuda, La Muerte!!...¿Eh? No, bien, bien, al final no me tengo que ir a Madrid, se vienen ellos a Barcelona… Pero, ¿qué importa eso ahora?... Yo… esto… sí, está bien, subiré el pan…
La Muerte (entra): ¿Feliciano Fernández?
F: (con voz débil, temblorosa) yo… esto… no está… porque…
P: (distraído) Es este señor de ahí…
F: ¿Pero…? ¡Pinedo!¡Cabrón! ... Verá usted, señora Muerte, yo quería rogarle que se haga cargo de que… Bueno…
La Muerte: Señor Fernández, vengo a comunicarle que me mostré a los pies de su cama cuando estuvo usted en el hospital, pero no quiero dar imagen de que no soy diligente…: no he vuelto simplemente porque gracias a la operación que le realizaron no tengo que venir a verle hasta dentro de no menos de diez años…
F: ¡Ah, loado sea el cielo! ¡ Agradecido le estoy, Oscura Dama! ¡Ah!, pero váyase usted en buena hora...
La Muerte: ¿Quién es José Antonio Pinedo?
F: (con sonrisa maliciosa, señalando con el dedo) Ese señor de ahí.
La Muerte: señor Pinedo, le traigo a usted este DVD portátil por el molar que se le desprendió el otro día al comerse un bocadillo de butifarra…
P: ¿Eh? ¡Ah, sí!¡Gracias, maja! Debajo la almohada lo puse el martes, y hoy ya me traes el regalo. ¡Qué eficiencia, qué rapidez! ¡Muchas Gracias!
(Se va La Muerte)
F (asombrado): ¡La Muerte… te ha hecho un regalo!
P: Puff, pues claro… Oye, ¿no te has enterao, o qué? ¿Qué noticias miras tú?... Con esto de la crisis, han echao al ratoncito Pérez, y ahora La Muerte se ocupa de lo suyo y de los regalos de los dientes… Al Coco también le han puesto de patitas en la calle. , y ahora son los Reyes Magos quienes asustan a los niños que duermen poco (además de hacer lo suyo, lo de Navidad). No sé cuántos duendes y trasgos han echado en Galicia y Asturias en un E.R.E. de la hostia, y ahora es el servicio de ángeles del cielo el que se encarga de romper frascos, agriar la sopa, perder llaves , y hacen otras mil travesuras domésticas…
F: ¡La Virgen…!
P: La Johansson, querrás decir.
***
dice la viñeta: "Tranquilícese, sólo estoy aquí por su pelo"

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