Jeje, esto me lo contó una señora un día. Pero para publicarlo, lo tirgeverso un poquio, ñié, ñié.
***
Al poco de casarnos salíamos mucho con otros matrimonios jóvenes amigos, y una noche me dio por tomar un vino… ¡Qué mal me sentó: un mareo, un malestar, una cosa…! Total, que me dijo mi marido: “eso te pasa porque no estás acostumbrada a tomar nada. A partir de mañana, un buen vaso de vino a la hora de comer, y otro a la hora de cenar, y verás cómo no vuelves a hacer el ridículo”. Y le hice caso. Desde entonces como con vino y ceno con vino. Y como soy de beber poca agua, hay días que si me apetece beber algo a media tarde, tomo también un vasito de vino o dos. Y, oye, mano de santo, ¿eh?: nunca más me volvió a pasar lo de marearme como una tonta. Me acostumbré. Es más, si algún día por hache o por be no puedo tomar mis vinitos, siento un desaosiego, un malestar, una cosa…
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
que a mi tambien me pasa lo mismo ¿es malo doctor?
no, no es grave. ni siquiera es importante. yo no me preocuparía. de hecho es lo más normal si uno vive en España o Rusia. :P
Un abrazo
Publicar un comentario