miércoles, julio 04, 2007
TOC
Estoy muerto. Aunque no me dé cuenta, estoy muerto.
Estoy muerto. Aunque no me dé cuenta, estoy muerto.
Estoy muerto. Aunque no me dé cuenta, estoy muerto.
(...)
Esas irracionales frases se repitieron en su cabeza decenas de veces al día durante la mayor parte de su vida.
Y es que tenía trastorno obsesivo-compulsivo. Aunque, claro, no se daba cuenta.
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3 comentarios:
Qué felicidad es la ignorancia.
pues ya parece que hay medicacion....Besos!
sintagma, angel violeta :)
me parecen muy acertados y amables vuestros comentarios, por eso aprovecho para deciros que domo caracoles (con silla pero sin látigo)
:) beso a ambas las dos. uno sale ya para barcelona, y el otro... el otro va más lento porque va un ratito a pie y otro caminando ;)
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