-Siempre supe que moriría joven ... Así que aquí estoy, con ochenta y cuatro años, de cuerpo presente, comiéndome una magdalena.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
chorradas dichas por alguien que no tiene ni idea de nada ni nada que decir, y que sin embargo escribe y dice cosas... (vamos, como el 99% de la gente con blog)
2 comentarios:
Que las magdalenas alargan la vida es un hecho científico. Mi bisabuelo se zampaba un par con su tazón de Eko todos los días y llegó a los noventa y tantos.
Es señor tan saleroso de barba lo que realemente desea es engullir una buena hamburguesa ( de esas de 1400 calorías ), pero como es cauto no malgasta sus chelines ya que sabe que el gobierno se la confiscaría.
Saludosss
No, Germán, no, te equivocas: yo creo que ese vejete simpaticote lo que realmente desea es mordisquear, en vez de a la magdalena, a una señorita (bien en seco, bien mojándola en el colacao); pero, como bien saben filósofos, poetas y expertos en dopamina, la gula satisfecha calma un poquito a la siempre apetente lujuria.
Por eso, porque no nos comemos ni una rosca, muchos deglutimos a todas horas, a veces con evidente placer. Así, una buena fabada puede producir una concatenación de orgasmos de 8.9 en la escala Alizée a un gordo sin amor; un sabroso plátano de canarias puede hacer llorar de goce a una bibliotecaria soltera (incluso si tan sólo se lo come).
:) gracias por tu visita y tronchante comentario.
Pd.- Me parece una terapia muy buena y nada molesta para alcanzar la longevidad la de las magdalenas de tu bisabuelo. Creo que la probaré durante los próximos decenios ;) (¿valdrán también los sobaos?)
Publicar un comentario