chorradas dichas por alguien que no tiene ni idea de nada ni nada que decir, y que sin embargo escribe y dice cosas... (vamos, como el 99% de la gente con blog)
Patty ve tres cadáveres en el suelo,Y a otro hombre llamado Bello, moviéndose sospechosamente.-Yo no lo hice - dice éste mientras alza las manos –Sólo estaba robando la caja registradora, supongo que lo entenderá…Les vi marcharse – dice, y se para –. Mejor uno de nosotros llama a la policía…Patti llama a los polis, quienes llegan a la escena, sus luces rojas centelleandoEn la calurosa noche de Nueva Jersey.
Mientras tanto, lejos, en otra parte de la ciudad,Rubin Carter y un par de amigos dan un paseo en coche.El aspirante número uno para el título mundial de peso medioNo tenía ni puta idea de lo que estaba a punto de caérsele encimaCuando un policía le indicó que se detuviese a un lado de la carretera,Como había ocurrido tantas veces.En Patterson, es así como funcionan las cosas:Si eres negro, mejor no te dejes ver por la calleA menos que quieras atraer las iras.
Alfred Bello tenía un compañero, también tenía culpables para la policía.Él y Arthur Dexter Bradley estaban afuera merodeando.Dijo: “Vi a dos hombres huyendo; parecían de constitución media;Se metieron en un coche blanco con matrícula de otro Estado.”La señorita Patty Valentine asintió con la cabeza.Un policía dijo: “¡Eh, muchachos, esperad! ¡Este no está muerto!”Así que le llevaron a la enfermería.Y aunque aquel hombre apenas podía verLe dijeron que podía identificar al culpable.
Las cuatro de la madrugada, cogen a Rubin,Lo llevan al hospital, escaleras arriba,El herido le mira con sus ojos moribundosY dice: “¿Para qué lo traéis aquí? ¡Ese no es el tipo!”Sí, Esta es la historia de HuracánEl hombre a quien las autoridades culparonPor algo que no hizo.Lo metieron en una celda, pero una vez pudo haber sido el campeón del mundo.
Cuatro meses después, los guetos están en llamas;Rubin está en Sudamérica luchando por su famaMientras, Arthur Dexter Bradley aun sigue cometiendo robos,Y los policías le aprietan las tuercas,buscando alguien a quien echar la culpa:“¿Recuerdas aquel crimen que ocurrió en un bar?¿Te acuerdas que dijiste que viste el coche huyendo?¿Te gustaría colaborar con la ley?,Piénsalo, debe de ser a ese boxeadoral que viste huyendo aquella noche.No olvides que tú eres blanco”.
Arthur Dexter Bradley respondió: “No estoy seguro”.Los polis dijeron: “un pobre hombre como tú puede tomarse un respiro,Te tenemos cogido por lo del motel y estamos hablando con tu amigo Bello,Así que si no quieres volver a la cárcel, sé un buen compadre.Le harás un favor a la sociedad,Ese hijo de puta es un gallito cada vez más orgulloso,Queremos poner su culo en chirona,Queremos colgarle este triple asesinato:Él no es Gentleman Jim.
Rubin podía derribar a un hombre de un solo puñetazoPero nunca le gustó demasiado hablar de ello.“Es mi trabajo”, solía decir, “lo hago por dinero,Y cuando está acabado, me voy donde me apetece:A algún lugar paradisíaco donde la trucha nada en el arroyo y el aire es agradableDonde pasear a caballo por algún sendero.”Pero entonces le encerraron en prisión,donde intentaron convertir a un hombre en un ratón.
Todas las cartas de Rubin estaban marcadas desde el comienzo:El juicio fue una burla, no tuvo ninguna oportunidad.El juez hizo que los testigos de Rubin pareciesen borrachos de los suburbios.Para los blancos que observaban, era un vagabundo alborotador;Para los camaradas no era más que un negro loco;Nadie dudaba de que apretó el gatillo.Y aunque no pudieron aportar la pistola como prueba,El fiscal del distrito afirmó que fue el único autor de los hechosY todo el jurado blanco estuvo de acuerdo.
Rubin Carter fue juzgado engañosamente.El crimen fue asesinato en primer grado, ¿adivinan quienes testificaron?Bello y Bradley, y ambos mintieron más que hablaron.Y los periódicos, todos continuaron el engaño.¿Cómo puede la vida de un hombreEstar en manos de unos cuantos locos?Al comprobar que fue claramente incriminado en falsoNo puedo sentir sino vergüenzade vivir en un país donde la justicia es un juego.
Ahora los criminales con sus trajes y corbatasSon libres de beber martinis y contemplar amaneceres,Mientras, Rubin se sienta como Buda en una celda de tres metros:Un hombre inocente en un infierno en vida.Esta es la historia de Huracán,Pero no terminará hasta que limpien su nombreY le restituyan el tiempo que ha cumplidoEncerrado en una celda, pero una vez pudo haber sido el campeón del mundo.
Publicar un comentario
No hay comentarios:
Publicar un comentario