-*suspiro* ¡Qué cosas! ¡Cómo me recuerda ese gesto a mi difunto hermano!... Y ese mirar, ¡vaya si no es clavaíto al de mi hermano, que en paz descanse!... ¡Es asombroso...!: hasta la sonrisa es igualica que la de mi hermano (téngalo Dios en su gloria)!
-Enriqueta, Soy tu difunto hermano.
-¡Aaaaaghghghhhh! (*)
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(*) ¡Aaaaaghghghhhh!: "¡Ya me parecía a mí!", dicho en lenguaje de sustos. (N. del T.)
si es que van como locos y vienen sin avisar!
ResponderEliminar"lashorasquesón" y me tiene usted aquí leyendo estooooo!!!! :) :) :)
ResponderEliminar(Non posso, non posso, y quién lleva mañana a la bambina al cole, Madonna mía!!)
en efecto, Almita... hay que tener un insomnio galopante y sin remedio para leer esas tonteridas a tan altas horas de la noche.
ResponderEliminarbeso :)
"É lo que tiene", cuando se es adicta a la pereza, no hay forma de dormir, porque las únicas horas MÍAS Y SÓLO MÍAS para desperdiciar a gusto son las de la noche (y algunas sueltas de extra como ahora, que ya tengo que salir pitando...).
ResponderEliminarMuás.
P.D. Siga escribiendo, porfa.