Hubo un tipo tan rematadamente huraño, tan extremadamente insociable, que cuando se murió no fue a su entierro absolutamente nadie... ni siquiera el enterrador. Así que también tuvo que sepultarse solo.

Cuando la campana suene
(si suena en mi funeral),
una oración al oírla,
¿quién murmurará?
Cuando mi horrible cadáver
conveniente sea enterrar,
a echar paladas encima,
¿quién leches vendrá?
Cuando mis pálidos restos
oprima la tierra ya,
sobre la olvidada fosa
¿quién vendrá a llorar?
Hmmmm,da que pensar...
ResponderEliminarPues que penuca no?
ResponderEliminarUn beso
:) qué peca más bonita, ¿es natural?
ResponderEliminarYa lo creo que lo es.Vino de serie jeje.
ResponderEliminarUn beso