sábado, mayo 31, 2008

La Maldición de Monforte



En las afueras de un poblado alicantino que bien pudiera ser Monforte del Cid vivía el joven y honrado Legario, quien de sol a sol trabajaba duro, ayudando a su padre a labrar las tierras de la heredad familiar.

Tenía Legario siempre en mientes a una vecina suya a la que conocía desde los primeros albores de la vida, por la que bebía los vientos, como decirse suele, y a la que tan pronto como pudiera quería hacer su esposa. Llamábase ella Benévola, era hermosa como la luz de la mañana, y correspondía en todo a los honestos deseos del muchacho.

En el verano, la víspera del día de la fiesta grande del pueblo, volvió del baile a casa Legario con el rostro alterado por la congoja, las lágrimas apuntando, y un nudo como de agua que le ahogaba la garganta. Viole el padre así demudado y le preguntó que qué le ocurría.

-¡Padre!¡Una desgracia mucho peor que cuando se nos murió Celestino El Viejo – el burro- ! O que cuando tuve aquel dolor de muelas que no me dejó dormir en una semana, o que… , o que…
-Deja de moverte y de temblar y dime qué te pasa…
-He visto a Benévola bailar como nunca había bailado conmigo, así muy agarraos, con … ¡una bestia mitad hombre, mitad caballo! Y ahora siento que quiero morirme, padre.
-Ah, hijo… Tenía que suceder… Escucha: al otro lado del río, casi en lo más alto del otero, hay una aldehuela en la que moran los inmortales centauros. Allí viven desde hace miles de años sin oficio ni beneficio, y sin otra preocupación que no sea la de galopar a toda velocidad para sentir el viento acariciarles sus mejillas y cabellos. Esos bribones son vagos, son indecentes, son mentirosos, son maleducados y viles… Pero, siempre jóvenes, musculosos y lozanos, tienen la marcial hermosura varonil que las mujeres humanas anhelan.
>>Por el verano, cuando por los pueblos se van celebrando las fiestas a los santos patrones, bajan al baile y seducen a nuestras mujeres con hueras promesas… Ahora dime una cosa, ese centauro que viste, ¿era de pelo rubio, medía dos metros de alto, y era alazán con una mancha blanca en el lomo?
-¡Tal era, padre! Y llevaba la camisa azul de los de Falange.
-¡Ah, ladrón, sinvergüenza, infame! Ése, hijo mío, es el pérfido Cerenio. Y ese mismo sedujo a la novia de tu padre, de tu abuelo, del padre y del abuelo de tu abuelo… Y ahora te la levanta a ti también. Sí, llevará la camisa azul falangista por los tiempos que corren… Pero cuando se llevó a mi Teresa vestía uniforme de soldado destinado en África, y cuando engañó a tu abuelo, el de guardia de corps…
-¿Qué hacer padre? ¡Mi Benévola…! ¡En su sonrisa y sus labios rosas veía promesas de infinita dulzura! ¡no puedo creer que fueran mentiras!
-No hay nada que puedas hacer… Cerenio es inmortal… y para colmo es de Falange… No puedes hacer nada: hará de tu novia lo que le plazca durante un par de semanas, luego se cansará de ella, ella verá lo vano que es, aprenderá la lección… y volverá contigo. Tú la perdonarás, te casarás con ella, tendrás un hijo, y dentro de veinte o veinticinco años se repetirá la escena.
-¡No! ¡no! ¡no puede ser!
-Pero hijo, ¿adónde vas? ¡espera!
-¡A la aldea de los centauros!
* * *

LEGARIO: Benévola, ¿qué haces aquí, tan alejada del pueblo? Vuelve a casa. Es tarde… tus hermanas te estarán buscando...
BENÉVOLA: Lo que a ti no te importa. Dando un paseo. Cerenio me va a enseñar su colección de motocicletas.
LEGARIO: ¿Y ése qué quiere? Mira que me parece a mí que nada bueno. ¿no ves que ni siquiera es humano? Vuelve, por favor, que es tarde… y tu hermana pequeña ya sabes que se preocupa porque te quiere mucho.
BENÉVOLA: Vuélvete tú y diles que voy enseguida. Y deja de llorar, tonto. Hoy no se llora, que es la fiesta del pueblo. Vuelve, no seas pesado, que voy ahora.
CERENIO (Llega): Ridículo humano, cilíndrico como tus cilíndricas heces, ¿qué haces en esta zona del monte, donde sólo los por siempre inmortales y sus invitados pueden campar a sus anchas?
LEGARIO: ¡no te tengo miedo, demonio robaesposas!
CERENIO: ¡habrase visto, además de cilíndrico nos ha salío rojillo! Pues yo también sé decir bromas, hombre: mañana mismo te presentas en el cuartelillo y dices que vas de mi parte. Y que no tenga que ir yo a buscart…
BENÉVOLA: Cerenio, déjale en paz.
CERENIO: ¿Qué? Pero…
BENÉVOLA: He dicho que le dejes en paz, ¿vale? Y tú , Legario, vuelve a casa y diles a mis hermanas que voy enseguida.

* * *

-¿Por qué lloras, hija?
-¡Cerenio, madre…! Que me quería mucho, decía. Que me iba a llevar en cuanto nos casásemos a Madrid, y luego a París, a Italia... Y esta mañana le he visto con… con… ¡con una yegua!
-Ay, estos centauros son todos iguales, hija… muy galanes con las mujeres, pero luego a quienes quieren de verdad y con quienes se casan es con las yeguas… Te lo advertí… Pero no te puedo regañar, porque ese mismo error lo cometí yo, y mi madre tu abuela, y mi abuela, y la madre de ésta…
-¿Y qué hago ahora, madre mía? ¡Legario me quería, me quería de verdad, y es honrado, y bueno! ¡y yo… qué estúpida fui!.
-… ¡Ay, pobre hija mía!¡ Sé cómo sufres! Hablaré… Hablaré con su padre. Tranquila, volverás con él, y podrás tener a su lado una vida tan insustancial como la mía al lado del tuyo… Sí, y seguramente, también al igual que yo, volverás siempre en el recuerdo a aquellas horas de emociones intensas, de placer palpitante, de felicidad violenta al lado de tu centauro.

*** ***

Esto mismo contó un viejo ayer, representándolo con calcetines puestos en las manos, a un muchacho que se preguntaba qué narices hacía un centauro con el uniforme de teniente del Ejército del Aire, requebrando a las mozas a las puertas de una discoteca de un pueblo de Alicante.
***
imagen: Centauro , de Ziemianski.

martes, mayo 20, 2008

"me gustan mucho sus películas"

acabé pronto de comer, así que antes de volver al trabajo decidí sentarme en el Parque (San Francisco) un ratín. Apenas me siento en un banco a la sombra de un árbol, en el Paseo del Bombé, le veo pasar.

Lleva traje negro -la chaqueta debajo del brazo, pues la primavera sí hace honor a su nombre hoy en Vetusta- camisa blanca, gafas de sol. Elegante. Le noto más mayor que las últimas veces que vi su cara en los medios... Y es que ya tiene 64 años, como canta Paul en el álbum Sargento Pimienta de Beatles.

"Ná... no le digo nada... le molestaría... y... no, no le saludo... pero es él", me digo.

Pero a los dos segundos cambio de opinión, y camino rápido tras él:

-Don José Luis - le digo nervioso ( nervioso no sólo por ser quien es, sino porque los que me conocéis sabéis que no tengo habilidades sociales y la gente se me da mal, muy mal).
-¿Sí?
-Nada... Sólo quería saludarle y decirle que me gustan mucho sus películas.
(le estrecho la mano)
-Muchas gracias.

Y ya me iba.. y se da media vuelta mientras se aleja y vuelve a decir:
-Muchas gracias.
-Gracias a usted.

Bueno... sé que la gente no entendería que esta tontería de anécdota me hiciera ilusión... pero he visto todas sus películas -varias veces alguna de ellas- salvo los documentales Mi Marilyn y Casablanca Revisitada, que aún no he podido conseguir. Vi en su momento Historias del Otro Lado (tampoco las encuentro para descargar), así como su ya desaparecido y maravilloso programa de cine en Televisión Española. Digo que en muchas ocasiones me ha hecho llorar, reír, meditar, soñar, me sé algunos diálogos y escenas de películas suyas de memoria...

Si pasara Fernando Alonso a mi lado, o cualquier otro deportista, político, actor, o famosete televisivo ... me daría completamente igual... Seguro que ni les miraría ... Pero Vladimiro tiene algo que tienen los viejos escritores que admiro (acaba de volver a adaptar a Galdós, por cierto), los directores clásicos, los creadores de sueños.

No, no fue por la frívola fama que salir por la tele le puede haber dado por la que le molesté para saludarle (esa fama con la que sueñan los imbéciles de los estultos reality shows de los que están las televisiones llenos). Fue por haberme traído con sus historias sonrisas, pensamientos, tiernas lágrimas..., sueños en definitiva.
***
enlace de interés:

-ficha de José Luis Garci, en IMDB

domingo, mayo 18, 2008

El Martillo de Plata de Maxwell - The Beatles

Os traigo esta simpática versión "gore" de la famosa canción perteneciente al álbum Abbey Road.




MAXWELL`S SILVER HAMMER (LENNON-McCARTNEY, 1969). Traducción.

Joan era investigadora,l estudiaba ciencia "patafísica" en casa
todas las noches hasta la madrugada, muy sola con una probeta.
Maxwell Edison, estudiante de medicina, la llamó por teléfono,
"¿Puedo llevarte al cine, Joan?"

Pero mientras ella se arregla para salir
llaman a la puerta,

BANG, BANG, el martillo de plata de Maxwell cayó sobre su cabeza
BANG, BANG, el martillo de plata de Maxwell se aseguró de que estuviera muerta.

De vuelta a la escuela, Maxwell vuelve a hacer el indio
hasta que la profesora se enfada.
Para evitar una escena desagradable
le dice a Maxwell que se quede después de la clase,
así que él se queda esperando,
escribiendo cincuenta veces: "no debo ser tan... ".

Pero cuando ella le da la espalda al muchacho
él se arrastra por detrás:

BANG, BANG, el martillo de plata de Maxwell cayó sobre su cabeza
BANG, BANG, el martillo de plata de Maxwell se aseguró de que estuviera muerta.

El policía treinta y uno dijo: "hemos cogido a un depravado".
Maxwell comparece,
da su declaración.
Rose y Valerie gritan desde la tribuna
"¡Maxwell debe quedar libre!".
El juez no está de acuerdo y así lo dice.

Pero mientras pronuncia estas palabras
se oye un ruido por detrás,

BANG, BANG, el martillo de plata de Maxwell cayó sobre su cabeza
BANG, BANG, el martillo de plata de Maxwell se aseguró de que estuviera muerto.

El hombre del martillo de plata.

viernes, mayo 16, 2008

un gusano en la nuca.

-Ayúdeme, doctor.
-¿Qué le sucede?
-Cuando me veo solo en mi cuarto en la oscuridad de la noche, tengo terribles alucinaciones. Vienen a verme pavorosos fantasmas.
-Humm, explíquese un poco más…. Por ejemplo, ¿sus alucinaciones hablan?
-Algunas sólo llegan y me miran mudas , pero en su cara veo el reproche. Otras sí hablan.
-¿Y qué le dicen?
-Me atormentan… me echan en cara que les hice mucho daño…
-¿¿¿Cómo??? ¿¿Vienen a verle las imágenes de gente a la que usted hizo daño??
-Así es.
-…Entonces sólo puedo decirle que en su cerebro está completamente sano.

*** ***
(más tarde, ese mismo día)

-Túúúú, túúúú…
-¡Ah, es horrible!
-Túúúú…
-¡Déjeme! ¿También usted viene a mortificarme?
-Túúúú, ¿por qué? ¿ por quééééééé?
-¡Bien lo sabe! ¡Por no querer recetarme las putas pastillas!

martes, mayo 13, 2008

la incomparable historia de Grabielano y Palomba

En Argüébanes, provincia de Cantabria, vivía Grabielano, modesto ganadero a quien la vida sonreía porque estaba pura, idealmente enamorado de su vaca Palomba.




Flotaba el espíritu del ganadero en las más altas esferas del platonismo, puesto que el único contacto físico que había entre los dos amantes era el del ordeño diario... Y éste hacíase con un recato difícil de imaginar para quien no haya estado tan puramente enamorado como lo estaba Grabielano.


Una mañana, empero, se quebró la copa colmada de felicidad de la que bebía el ganadero. Zeus, el dios inmortal de los gentiles, acertó a pasar por Cantabria a lomos de una nube. No sólo los hombres aprecian la hermosura de las hembras bóvidas: los poetas nos cuentan que Zeus, dios cachondo e iracundo, acometía sin prolegómenos románticos cualquier tipo de hembra, ya fuera diosa, mortal, vegetal, mineral, isósceles, o persona.

Bajó de la nube el dios y para el amancebamiento con el bóvido tomó la forma de... tomó la forma de... no sé... de un ciervo volante gigante mismamente:




Gabrielano tuvo la mala suerte de presenciar tan sórdida escena.


El labriego, herido en su honor (y sobre todo en su corazón), desafió a Zeus a un duelo.
-¿ Con qué arma, florete, pistola,...? - preguntó el dios, ya otra vez con la forma de Zeus propiamente dicha, sin molestarse en esconder una mueca burlona.
-¡Con la que quieras, me da igual, pero elige cuanto antes! - respondió lleno de ira el pobre Gabrielano.
-Escojo rayo pues - dijo el tonante, casi riéndose.
-¡Sea!

Gabrielano cayó en la trampa: él no podía producir ni rayos ni demás descargas electrostáticas. El duelo le condenaba a la muerte sin remedio.
Pusiéronse de espaldas el uno al otro. caminaron diez pasos y se dieron la vuelta. A pesar de que la fuerza de su amor era monumental, el de Argüébanes apenas pudo producir una pequeña calambre, una invisible chispa. Zeus daba grandes carcajadas. Finalmente, cuando se cansó de burlarse, decidió destruir al mortal con un tremendo rayo.
A Gabrielano se le ocurrió la forma de salvarse: volverse ateo de repente.

Zeus desapareció, y con él la amenaza presente. Pero, al ser la religión la base de su sistema filosófico, de la representación que del mundo se hacía Gabrielano, desapareció también de golpe la realidad de las cosas, y el cántabro se vio de pronto abismándose sin remedio en un vacío de negrura infinita...

Pasado un tiempo de atroz angustia, la razón vino en ayuda de este nuevo Robinsón filosófico. Ello fue que encontró un pilar firme, una base a la que sujetarse y comenzar los cimientos de la reconstrucción.

Y de esta verdad primera, las matemáticas, fue deduciendo las demás verdades. Al cabo tuvo un sistema que le sirvió para representarse un mundo casi exactamente igual al anterior que había perdido... salvo una pequeña diferencia: en los impresos de la declaración de la renta de su nueva forma de ver del mundo no cabían las equis para donaciones a la Iglesia católica.

lunes, mayo 05, 2008

mundo maravilloso - Sam Cooke

Qué difícil es escoger tu canción favorita, ¿verdad? O la película que más te llena. O tu libro predilecto. Porque, sí, puedes decir que unas obras te gustan más que otras. Y que unas cuantas son de las que más te gustan. Y que te gustan desde siempre, (desde que las descubriste años atrás quiero decir), y te siguen agradando, y las sigues considerando de las mejores a pesar de que uno cambia con el tiempo (no sólo no te bañas nunca dos veces en el mismo río como decía Heráclito… tampoco tú eres exactamente el mismo cuando te bañas la vez siguiente – en mi caso se nota más esto, porque me baño cada año múltiplo de cinco, bisiesto, y que sea año jacobeo- )… Pero de ahí a establecer una personal ordenación a lo “cuarenta gilipales” (“en el número cinco...”, “en el número ocho…”), me parece inútil… y tonto.

La única forma de que esas listas “top” tan personales que la gente suele hacer fueran válidas (y me refiero exclusivamente al uso propio… los demás, se supone, admitiendo que tienen cierto criterio libre de modas y mercaderes, tienen otras “listas” distintas, cada uno la suya) sería dándose la premisa de que el ser humano pudiese decir siempre, sin asomo de duda, que una cosa le gusta más que otra. Si bien esto es claro para algunas cosas (entre una sonrisa y un golpe en la cabeza, prefiero lo primero; entre La Regenta y ¿Quién se ha llevado mi queso?, prefiero lo primero), no lo es tanto para otras (entre una ración de tarta y un helado… unas veces escogería una cosa y otras otra). Y esto, aun teniendo en cuenta que en películas, libros, etcétera, también hay elementos más “objetivables” – una historia bien construida, más rica, técnicamente más compleja; una melodía más elaborada- que el propio gusto, hace que no podamos clasificar las cosas como computadoras: nada de “mayor que”, “menor que”…; unas veces será “mayor qué” y otras no… ¿por qué? Porque semos asín, señora, y si así no fuéramos, no habría misterio ni poesía, que dijo el otro.

Luego, como decía, dado que no somos máquinas que clasifican sin error, resulta que los “top” que hace la gente… ni siquiera son válidos para el mismo que los hace. (Ojo, que no hablo aquí de las listas hechas merced a la aportación de las opiniones de muchos aficionados).

Buff… y este aburrido y vacío rollo que os he soltado era una introducción para decir que la canción que os traigo es de las que más me gustan desde siempre…






El gran Sam Cooke, la elegancia hecha voz, la canta (la co-escribió también). Es un tema muy optimista (“es ese tipo de sonido que te hace sentir bien”, como diría el mismo Cooke). Y aunque la letra es muy tontorrona e inocente, a mí me gusta mucho porque te lleva a la juventud, y porque tampoco se necesitan alambicamientos para hablar de lo que habla. Lo que dice, lo dice inmejorablemente bien.

He subido tres versiones. La primera, la original, es la mejor. Es la que interpreta Cooke. La segunda, la de los británicos Herman`s Hermits, tiene un tempo más rápido; versionaron el tema poco después de la muerte de Cooke, como homenaje. En la tercera versión (la más lenta), James Taylor la transforma, personalizándola, atreviéndose incluso a añadirle una estrofa más a la letra. Le acompañan dos grandes del rock: Simon y Garfunkel.




MUNDO MARAVILLOSO (Cooke, Adler, Alpert - 1960) (Traducción)

No sé mucho sobre historia
No sé mucha biología
No sé mucho sobre el libro de ciencias
No sé mucho sobre el francés que aprendí
Pero sé que te amo.
Y sé que si tú también me quisieras,
¡qué mundo tan maravilloso sería!

No sé mucho sobre geografía
No sé mucha trigonometría
No sé mucho sobre álgebra
No sé para qué es una regla de cálculo.
Pero sé que uno y uno suman dos.
Y si eso pudiera ser contigo,
¡qué mundo tan maravilloso sería!

No pretendo ser un estudiante de sobresaliente,
Pero intento serlo;
Porque quizá siendo un estudiante de sobresaliente
Pueda conseguir tu amor.

****

WONDERFUL WORLD.

Don't know much about history
Don't know much biology
Don't know much about a science book
Don't know much about the French I took

But I do know that I love you
And I know that if you love me too
What a wonderful world this would be

Don't know much about geography
Don't know much trigonometry
Don't know much about algebra
Don't know what a slide rule is for.

But I do know that one and one is two,
And if this one could be with you,
What a wonderful world this would be.

Now i don't claim to be an "A" student,
But I'm trying to be.
So maybe by being an "A" student baby
I can win your love for me.
****

domingo, mayo 04, 2008

el heraldo

"Pero su cínica mirada y asquerosa sonrisa eran de vieja, de bruja, de hechicera, de Parca..., ¡no sé de qué!" Pedro Antonio de Alarcón (1833-1891): LA MUJER ALTA

****


"La escuálida figura cruzó la habitación, deslizándose sin producir ruido alguno, y fue a situarse cerca de la espalda de Clara; una vez allí, se puso a mirar por encima del hombro lo que escribía la muchacha. Clara interrumpió la tarea porque se vio entonces asaltada por el llanto. Las lágrimas, de pureza infinita, rodaron por las hermosas mejillas y cayeron en el papel; algunas formaron al mezclarse con la tinta pequeñas e irregulares circunferencias orladas, como copos de nieve redondos, azules y opacos.

Clara cogió otra vez la pluma. Era la escritura un medio inofensivo –aunque no demasiado eficaz- de luchar contra las “nubes negras” (de ese poético modo solía llamar a su melancolía).

La flaca y negra figura apartó el oscuro capuz y mostró su cara. Era una horrorosa anciana, desdentada y fea. Por mueca tenía una procaz y maliciosa sonrisa. Parecía burlarse de lo que leía en el papel.

Entonces la vieja habló; mas su voz no era de mujer, sino de hombre… o de bestia. Una voz grave, gutural, insoportable, terrorífica. Si las voces se pudieran representar con colores, esta estaría formada enteramente del más aciago negro. Cada palabra arrastraba ecos de ultratumba.

-Estoy sola en el mundo.

Dijo.

Esa voz hubiera helado la sangre al más valiente; el mismo efecto hubiera producido la horrible presencia de aquella figura. Pero Clara no la escuchaba ni la veía. Siguió escribiendo un rato, evaporadas ya las pasadas lágrimas.

Pero al cabo soltó de nuevo la pluma, llevó las manos a la frente en un gesto de desesperación y, antes de volver las puras lágrimas a brotar, se lamentó para sí:

-¡Estoy sola en el mundo!

El horrendo espectro pareció encontrar aquello muy divertido, porque la desvergonzada, maligna sonrisa se acentuó aún más, llegando a un repugnante extremo de infame obscenidad. Palmoteando de alegría como hacen los niños (aunque sin participar de la inocencia de estos) la fea vieja profirió con la misma terrible voz de muerte de antes:

-Nadie me quiere. No sirvo para la vida.

Clara lloraba sin consuelo. Y sintió que de las oscuras nubes de su melancolía bajaba una oleada de cuervos negros como la medianoche; unos aleteaban cerca, otros picoteaban con saña su imaginación, como picotearían los ojos de un crucificado.

Las lágrimas, el llanto, la ahogaban. Parecía que le faltaba el resuello. Por eso fue tan raro que se sorprendiese a sí misma diciendo en voz alta:

-Nadie me quiere… No sirvo para la vida.

La monstruosa anciana se levantó. La maldad más pura se reflejaba en su torva faz, en aquella desvergonzada y satisfecha sonrisa. Tomó el mismo camino por el que vino y se alejó deslizándose como viniera, sin hacer ruido. Antes de atravesar de nuevo la pared del cuarto, diose la vuelta, y entre carcajadas dijo con esa voz tan pavorosa que no podríamos soportar, que nos haría despertar de la pesadilla tan pronto la escuchásemos:

-Va siendo hora de que me quite de en medio."
Trifón Cármenes (1839 - 1885). CUENTOS PLUTÓNICOS (1882).

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imagen: Paul Cézanne - Vieja Rezando el Rosario (1886)

jueves, mayo 01, 2008

matices

-No dejo de pensar en ella…
-¿En quién?
-Ah, la veo los miércoles en el autobús… se sienta a veces no lejos de mí. No sé… no sé ni cómo se llama…
(IDEALISTA)


-No dejo de pensar en ella…
-¿en quién?
-En la mujer que salía en mi sueño. En sus ojos. En sus labios rojos. ¡Qué hermosa era!
(SOÑADOR)


-No dejo de pensar en ella…
-¿En quién?
-En Rita…¡Cómo brilla su pelo en Gilda!
(CINÉFILO)


-No dejo de pensar en ella…
-¿En quién?
-¡En la única dama que sé de fijo que me abrazará…, en sus fríos y descarnados brazos!
(MELANCÓLICO)


-No dejo de pensar en ella…
-¿en quién?
-En mi novia, ¿en quién ha de ser?.
(ROMÁNTICO)


-No dejo de pensar en ellas…
... ¡tan vanas, tan estúpidas… pero tan fascinantes…, sí, después de uno mismo son lo mejor de la vida!
(MUJERIEGO)

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envidio al penúltimo, miro con hostil indiferencia al último (por parecerme de otro planeta), y compadezco a todos los demás.


imagen: Maedchen (Muchacha) de Bodenhamer. siglo XIX.